Sí, esto es lo que tenemos como presidente del desgobierno de esta destartalada España, por mor de su falta de ideas éticas, honestas y morales, afianzado fanáticamente en unas ideas políticas completamente trasnochadas.
Su ego le está llevando a burlarse de todo lo habido y
por haber, llevándole también a una situación de gran ridículo y deriva, aunque
él y su “complexo” no se enteren. Y es que este “complexo” está formado por
unos individuos, individuas o “individues” anodinos, mediocres, triviales y
vulgares, que le adoran y creen a pies juntillas todo lo que dice y hace, lo
que le vale para cumplir su sueño dorado: conservar la poltrona “monclovita”,
importándole un bledo, dos cominos y tres dídimos el llegar a acuerdos con auténticos
enemigos de España, creando una enredada y confusa urdimbre que no se sabe cómo
va a terminar.
Por otra parte, y según convenga, a este mentiroso
compulsivo también le importan un bledo, dos cominos y tres dídimos, la
Constitución, la división de poderes, las sentencias de los tribunales, la
unidad de España, etc.
Al mismo tiempo, en el terreno económico también es un
desastre, creando un enorme endeudamiento a base de exagerar e hinchar unos
presupuestos inútiles, superfluos e innecesarios para intentar demostrar lo
indemostrable.
En cuanto a enfrentamientos, insultos,
descalificaciones, etc, ¡para qué vamos a hablar! Ahí están los odios,
rencores, tirrias, resentimientos, etc, entre los grupos políticos, algunos de
cuyos elementos, “elementas” o “elementes” son de bajísimo nivel cultural e
intelectual. Si bien es verdad que hay algunos que, de forma valiente, se
atreven a denunciar todo este manantial de abusos, arbitrariedades, ofensas,
agravios, atropellos, etc, que estamos padeciendo.
Por otra parte, el cinismo de este sujeto no tiene
nombre. Sus acuerdos y abrazos del oso con individuos de ideas decimonónicas,
populistas, demagogos, etc, después de haberlos rechazado, negado, ninguneado,
etc, ahí están.
En fin, creemos y esperamos que la Comunidad Europea
haga vibrar y temblar su podio para que lo ocupen otras personas completamente
distintas a este incalificable sujeto.
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