Hace unos días hemos
escuchado en una cafetería una conversación que mantenían dos simpatizantes de
“Podemos”. La ignorancia histórica y el fanatismo se veían a cada palabra que
pronunciaban. Decía uno de ellos que había que estar preparados para recoger lo
que quedaría del capitalismo, puesto que iba a desaparecer, para construir un
estado comunista. En todo momento de la conversación salía a relucir la
desaparecida URSS, a la que veneraban y adoraban, como se hacía en los tiempos
de la I I República Española.
De lo que no decían nada,
bien fuese por ignorancia o por intención, era sobre el “holodomor” ucraniano,
palabra que significa literalmente “matar de hambre”. Hay que “recuperar la
memoria histórica”, oiga. Vamos a ello.
Como se sabe, durante los
años 1932 y 1933, tuvo lugar la famosa hambruna provocada, en nombre del
comunismo y de la colectivización, por el “Hombre que más amamos”, por “El
padre de todos los pueblos” o, como diría el ejemplar Santiago Carrillo, “cada día que pasa es mayor mi amor por el
gran Stalin”. Entre siete y diez millones de personas se murieron de
hambre. Un auténtico genocidio.
Aunque la hambruna también
fue provocada en otras regiones de la
URSS, llama la atención la de Ucrania por ser considerada
como el “granero de Europa”. (Como ya saben, en estos momentos hay problemas en
Ucrania porque Putin quiere, representando este sujeto una amenaza para Europa.
Veremos a ver en qué queda el asunto).
Durante la década de los años
treinta del pasado siglo, Koba, Pajan o Stalin, como ustedes prefieran,
mediante el “Gran Viraje”, adoptó una serie de medidas que tenían los objetivos
siguientes:
1º).- Expropiación y colectivización de tierras,
cosechas, ganado, maquinaria, industrias, edificios, etc, con el objeto, se
decía, de alimentar a la población y al ejército de forma gratuita.
2º).-
Con estas medidas se perseguía una rápida industrialización de la URSS
3º).- Eliminación de los kulaks, campesinos que se
oponían a todas estas medidas colectivizadoras del campo.
La
colectivización fue decidida en 1.929 en una reunión del partido comunista de la
URSS. En realidad, este proceso fue una
guerra declarada contra los campesinos que, por aquel entonces, eran casi el 80 % de la población de la
URSS. Al campesinado se le obligó a
entregar no solamente sus tierras, sino sus bienes, pasando a las “autoridades”
las normas y fijación de cómo obtener los productos agrícolas, así como las
cosechas.
Evidentemente, esto fue un desastre. Hubo infinidad de
revueltas, manifestaciones, disturbios, rebeliones, etc. Inmediatamente hizo
aparición el Ejército Rojo para sofocar todos estos movimientos, a la vez que
la policía secreta comenzaba una campaña de terror. En ese mismo año de 1.929,
fueron fusilados o deportados miles de ucranianos acusados, como siempre, con
falsos cargos. Entre los deportados figuraban muchísimos niños que murieron de
hambre y de frío.
Las revueltas y disturbios no solamente fueron motivas
por la política de colectivización, sino también por la postura del régimen
contra la religión, con inminente cierre de iglesias y templos, así como
también por el vandalismo demostrado por las nuevas juventudes comunistas.
En el año 1.931 comenzaron a escasear los alimentos en
casi toda la URSS,
lo que provocó la muerte de millones de personas, siendo la situación gravísima
en Kazajistán, así como en Ucrania y en las comarcas ribereñas del Volga.
Las causas por las que se llegó a producir esta
hambruna fueron varias. Se pueden destacar las siguientes: desorganización en
la producción; destrucción de cosechas por parte del campesinado que se negaba
a entregar sus tierras, ganado y productos; crecimiento urbano excesivo e
implacable al abandonar el campesino el campo; la colectivización fue
considerada por los campesinos como una vuelta a la “servidumbre”, etc.
En el fondo, lo que se
trataba era aplicar el programa marxista de eliminación de clases sociales y de
la economía capitalista. La violencia y el hambre hicieron su aparición,
recordando a la población el período vivido recientemente con motivo de la
guerra civil rusa diez años antes.
El exterminio masivo de
agricultores ucranianos fue, ni más ni menos, un auténtico acto de terrorismo
provocado por el sistema comunista contra la pacífica población de Ucrania, la
cual se había declarado independiente el 22 de enero de 1.918, independencia
reconocida hasta por el mismísimo gobierno bolchevique de Lenin. Este
exterminio terminó y acabó con el espíritu, la cultura y la tradición el pueblo
ucraniano.
Y terminamos con una frase
del monstruoso Lenin que, según algunos paleomarxistas pedantes y trasnochados,
decían que fue el “personaje más
importante del siglo XX”:
“No importa que tres cuartas partes de los seres
humanos perezcan, lo importante es que el cuarto que quede sea comunista”.
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