viernes, 21 de enero de 2022

“Los horrores de la Guerra Civil”


 El título completo del libro es “Los horrores de la Guerra Civil. Testimonios y vivencias de los dos bandos”, autor José María Zavala, Editorial Plaza Janés, noviembre 2003, 412 páginas. Vamos a comentar algo sobre esta obra.

El libro recoge afirmaciones, testimonios, experiencias y vivencias de personas que no murieron luchando, sino que fueron vilmente asesinadas en la retaguardia. Como se lee en la página 15, “fusilamientos, violaciones, mutilaciones y decapitaciones, infanticidios, enterramientos de vivos, cadáveres devorados por las fieras, linchamientos, fosas colectivas, juicios sumarísimos . . .”

El libro consta de los siguientes Capítulos:

“Personas con nombres y apellidos”, página 13; “Gángsteres en la retaguardia”, página 19; “La dictadura del mosquetón”, página 91; “El naufragio de los débiles”, página 159; “Los estigmas de Nerón”, página 205; “La represión, de la A a la Z”, página 247; “30 personas clave”, página 305; “Cronología”, página 333; “Mapas”, página 347; “Bibliografía comentada”, página 355; “La guerra civil en Internet”, página 375; “Índice detallado”, página391, e “Índice onomástico”, página 401.

Nos cuenta el autor en las páginas 13 y 14 sobre lo que comentan ciertos historiadores, diciendo que “estos historiadores tratan de disimular las atrocidades cometidas en la retaguardia republicana aferrándose a un frágil argumento: en la zona republicana, según ellos, la represión se debió a elementos incontrolados que las autoridades trataron de sofocar sin éxito la mayoría de las veces, mientras que en el bando nacional fueron los propios jefes militares quienes ejecutaron un maquinado y meticuloso plan de exterminio que segó la vida de decenas de miles de civiles. Tergiversación pura. En los casi tres años que duró la encarnizada lucha, del 18 de julio de 1936 al 1 de abril de 1939, y especialmente en los primeros meses de la contienda, hubo que lamentar millares de asesinatos en ambas retaguardias que nada tuvieron que ver con los ideales por los que se luchaba y sí, en cambio, con el odio, la envidia y la crueldad de quienes los cometieron con absoluta impunidad”.

En la página 117, dentro del Capítulo “La dictadura del mosquetón”, hay un apartado intitulado “Depósitos a rebosar”, en el que se lee:

“Los asesinatos en masa se producían, a veces, en represalia por alguna acción militar del otro bando. El bombardeo nacional del cuartel de Asalto y de la estación de ferrocarril de Langreo, Asturias, desató la ira de los milicianos, que irrumpieron armados en la iglesia de San José, utilizada como prisión, y evacuaron a cuarenta presos en tres camiones conducidos hasta el cementerio. Una vez allí, los fusilaron. Masacres como ésta desbordaron la capacidad de los depósitos”.

En la página 170, dentro del Capítulo “El naufragio de los débiles”, hay un apartado intitulado “Desnudas ante el jurado”. Se lee:

“A otras mujeres se las vejaba mientras declaraban ante los tribunales populares:

Las obligaban a declarar desnudas delante de un jurado formado con milicias salvajes y lujuriosas, ejerciendo tal presión sobre la virtud de las muchachas, que muchas se suicidaron ante la violación canallesca. En Valencia me relató un padre cómo a sus dos hijas, de diecisiete y diecinueve años, las detenían, y para obligarlas a declarar, una vez desnudad, las pusieron una plancha caliente sobre los pechos y el sexo (L.L.M.)”.

En el Capítulo “Los estigmas de Nerón”, nos dice el autor que “la persecución religiosa fue atroz durante la Guerra Civil”.

En fin, recomendamos leer este magnífico libro.



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