viernes, 7 de enero de 2022

Personajes y cosas de Asturias ( I )


 En sucesivas entregas iremos viendo personajes y cosas de Asturias,  ignorados e ignoradas por la inmensa mayoría. Veremos, por ejemplo, que Asturias ya se llamaba Provincia de Oviedo en el año 1.833. Decimos esto porque los de la internacional de la mentira, del odio y del terror siempre transmitieron que Asturias pasó a llamarse Provincia de Oviedo, porque la esposa de Franco, Carmen Polo, era de esta ciudad. Como sabrán, esta señora nació en junio de 1.900. Sin comentarios.

También veremos escritos y poesías casi inéditas de Campoamor, Vital Aza, etc, etc., así como diversas crónicas de aquellos años.

Y para empezar, comenzaremos por qué a la Catedral de El Salvador de Oviedo se la denomina también Basílica.

« La Catedral Basílica de Oviedo »

« Como una especie de complemento de las noticias que hemos tenido la curiosidad de reunir en el Santoral que precede, relativas a las fiestas que en las iglesias de Oviedo se celebran durante el año, vamos a escribir algunas líneas explicando lo que gran parte de público quizá ignore; es a saber: el por qué de la denominación de Basílica que, de algunos años a esta parte, se viene dando a nuestra Santa Iglesia Catedral.

Eran las basílicas, en la antigua Roma, edificios públicos destinados a prestar servicios muy variados, como contrataciones mercantiles, administración de justicia, respuestas de abogados y otros. Estaban cerca del forum, y por eso, tratando de su construcción, Vitruvio comprende ambos parajes bajo un solo capítulo De foris et hasilicis.

Solían tener las basílicas tres naves, la central mayor, y de menos altura las laterales, y terminaba el edificio en un semicírculo, cuyo techo, en vez de cielo raso, era de bóveda; y en ese recinto excepcional tenía su asiento el magistrado.

Fácil es de colegir que, dada por Constantino la paz a la Iglesia, los cristianos adoptarían como sitio para sus reuniones religiosas estos locales, que eran de los más extensos y capaces en Roma y en otras ciudades, y que fácilmente se convertirían en iglesias con solo destinar, en el fondo de la  nave principal y paraje ya citado, un punto para emplazar en él el altar, donde el Santo Sacrificio hubiera de celebrarse ante el pueblo, y en torno el asiento del obispo y el puesto que los demás del clero debían ocupar. De aquí el que desde entonces la palabra basílica  comenzara a tener un significado concreto y restringido; ya que no aceptemos la versión de los que—como Bergier—dicen que fueron así llamadas  desde el siglo IV las iglesias, por repugnar a algunos cristianos darles  el dictado de templos, que habían tenido los consagrados con este nombre a las falsas divinidades.

                                                            II

Entre todas las Basílicas cristianas, la de más venerable antigüedad fué, sin duda alguna, la del Salvador, en Roma; edificada por Constantino sobre el monte Celio, comúnmente llamada de San Juan de Letrán, o in Laterano, por las dos capillas que, dedicadas a los santos Juanes Bautista y Evangelista, se erigieron en su baptisterio. Y, cualesquiera sean los monumentos que en siglos posteriores vinieron  a enriquecer el arte cristiano en la capital del orbe, y no obstante la  nombradía que las de San Pedro y San Pablo por especiales razones llegaron a obtener, es lo cierto que la iglesia de Letrán, llamada por Gregorio IX la primera Basílica del mundo cristiano, como tal es y fue considerada siempre por los Pontífices, y el aniversario de su Dedicación, bajo el título del Salvador, tiene consagrada en el año una festividad, la del 9 de Noviembre; considerándose esta iglesia como la primera del mundo católico en dignidad, y madre y cabeza por ende de las demás Iglesias. En ella se conserva el altar en que el Príncipe de los apóstoles celebraba el incruento Sacrificio; y a la historia gloriosa de esta iglesia esáa vinculado el recuerdo de los cinco Concilies generales en ella reunidos.

                                                            III

Honra insignísima  pues, y muy señalada es para cualquiera iglesia del mundo católico estar unida y agregada a la Basílica Lateranense: distinción que consiguió para la Santa Iglesia Catedral de Oviedo el ilustrísimo y reverendísimo Sr. D. Benito Sanz y Forés, prelado de quien la diócesis y su primer templo conservarán imperecedero recuerdo.

Consta dicha agregación del Breve Pontificio de 30 de Setiembre de 1870, expedido por la Santidad de Pio IX, de feliz memoria.

 

En su virtud, y conforme a la Bula de Benedicto XIV de 6 de Mayo de 1751 y al Rescripto de Pio VI de 2 de Diciembre de 1780, los fieles de ambos sexos que, previa  Confesión y Comunión, visitaren la BASILICA OVETENSE, rogando a Dios por los fines de costumbre, lucrarán Indulgencia Plenaria en cada una de las festividades siguientes, desde las primeras vísperas  hasta ponerse el sol: Ascensión del Señor, Natividad de San Juan Bautista, santos apóstoles Pedro y Pablo, San Juan Evangelista, y Dedicación de la Basílica Lateranense (9 de Noviembre).

Hay, además, concedidas considerables indulgencias parciales y remisiones en las fiestas de los demás santos apóstoles; en todos los días de Adviento y de Cuaresma, y en aquellos que el Misal Romano señala como de Estación en la Basílica Lateranense, siendo entre estos Plenaria la Indulgencia del Jueves Santo.

                                                        IV

Este rico tesoro de gracias espirituales obtuvo la Iglesia de Oviedo, mediante su agregación a la Basílica del Salvador de Roma; y la piedad y devoción de los, fieles de la ciudad y de la diócesis no podrán jamás olvidar el nombre del virtuoso y sabio Pastor que, al impetrar para su templo Catedral denominación tan señalada, perpetuó en el mismo tan valiosos elementos de santificación. Al dejar esta provincia, llamado por Dios a regir la Iglesia de Valladolid, las generaciones venideras conservarán con respeto y agrado el recuerdo del Sr. Sanz y Forés, tan desprendido y activo al restaurar el magnífico retablo de la Capilla mayor, y emprender otras obras análogas de importancia, como solícito del bien espiritual de sus hijos y del esplendor de su iglesia principal, al agregarla a la iglesia Lateranense, para que en lo sucesivo fuera la Santa Catedral BASILICA de Oviedo ».

J.A.A.

Fuente : El Carbayón, noviembre 1881.

Continuará.



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