domingo, 23 de enero de 2022

“El negocio de la libertad”

Así se intitula el libro de  Jesús Cacho, Foca Ediciones y Distribuciones Generales, S. L., 652 páginas, incluido el Índice General.

Para empezar, veamos lo que dicen los artículos 490.3 y 491 del Código Penal.

Artículo 490.3 del Código Penal:

“El que calumniare o injuriare al Rey o a cualquiera de sus ascendientes o descendientes, a la Reina consorte o al consorte de la Reina, al Regente o a algún miembro de la Regencia, o al Príncipe heredero de la Corona, en el ejercicio de sus funciones o con motivo u ocasión de éstas, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años si la calumnia o injuria fueran graves, y con la de multa de seis a doce meses si no lo son”. 

Artículo 491 del Código Penal.-

“1. Las calumnias e injurias contra cualquiera de las personas mencionadas en el artículo anterior, y fuera de los supuestos previstos en el mismo, serán castigadas con la pena de multa de cuatro a veinte meses.
2. Se impondrá la pena de multa de seis a veinticuatro meses al que utilizare la imagen del Rey o de cualquiera de sus ascendientes o descendientes, o de la Reina consorte o del consorte de la Reina, o del Regente o de algún miembro de la Regencia, o del Príncipe heredero, de cualquier forma que pueda dañar el prestigio de la Corona”.

La verdad es que al leer esto siente uno cierto repelús porque tal parece que esta gente está por encima del bien y del mal.

Del libro se desprenden cosas raras, por no emplear otro calificativo pues, entre otros asuntos, los intereses financieros del jefe del Estado presentan muchas irregularidades. Esto también se vio en el libro de Amadeo Martínez Inglés “Juan Carlos I, el último Borbón. Las mentiras de la monarquía española”, ya comentado en este blog con fecha 4 de junio de 2016.

Debido a su inmunidad penal, parece que nadie se ha atrevido a publicar algo con un mínimo de objetividad por temor a caer en el temido “injurias al rey”, salvo los autores de estos libros.

A pesar del silencio, se denuncian cosas como la gran fortuna personal amasada durante estos años. Recordemos que llegó al poder prácticamente con lo puesto. Por ejemplo, y entre otras cosas, periódicos suramericanos han denunciado las actuaciones de este sujeto en beneficio del banco Santander Central Hispano. Sus tramas financieras son uno de los asuntos más oscuros.

El comienzo de su fortuna se remonta al año 1.962, año de su boda con Sofía, cuando el banquero Luis Valls Taberner se le ocurrió aquello de una “suscripción popular” para aportar liquidez a la pareja.

También otros empresarios aportaron verdaderas fortunas, tal como lo manifestó Ruíz Mateos que, una vez expropiada RUMASA, acusó al rey de haber aceptado miles de millones suyos y de otros empresarios.

En este libro, nos habla el autor de las vías de financiación. Así nos dice que "una de las primeras formas conocidas fue el petróleo, las comisiones del crudo que importaba España para cubrir sus necesidades de energía. Nada más ocupar Juan Carlos I el trono a la muerte del dictador, Manuel Prado y Colón de Carvajal, el hombre de confianza del rey, se dedicó a remitir varias misivas reales a otros tantos monarcas reinantes, especialmente del mundo árabe, para pedirles dinero en nombre del rey de España". 

Hay una carta firmada por el Borbón el día 4 de julio de 1.977, dirigida al Sha de Persia, 977, en la que le pide dinero: "Me tomo la libertad, con todo respeto, de someter a tu generosa consideración la posibilidad de conceder 10 millones de dólares como tu contribución personal para el fortalecimiento de la monarquía española". 

Hay un asunto del que nadie comenta nada: ¿a cuánto asciende la fortuna de este Borbón, que llegó a España, como decíamos antes, con lo puesto? No hay que olvidar que los gastos de esta “raleaza”, contemplados en los Presupuestos Generales del Estado, no están sometidos al control del Tribunal de Cuentas, lo que permite a esta gente disponer de este dinero sin dar ninguna explicación, tal como lo contempla la Constitución. Aquí sí que hay motivo más que suficiente para cambiar la Carta Magna.

Por otra parte, el artículo número 19 de los Derechos del Hombre:

“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas sin limitación de fronteras por cualquier medio de expresión”. El que quiera entender, que entienda.

El autor de este libro, basándose en unas declaraciones de Sofía, recogidas y difundidas por Pilar Urbano,  dice que “el Rey había jugado a dos bandos en las fechas previas al 23-F”.

 

La imagen que Jesús Cacho expone del atornillado patrón del “Bribón”, es de pena: “El Rey no lee libros ni periódicos: se limita a hablar por teléfono las veinticuatro horas del día, lo cual conforma en ocasiones en su coronada testa un galimatías morrocotudo.  Cuantas veces y voces han pretendido dotarle de algún tipo de asesoría o consejo de notables, una simple tertulia con la que reunirse de forma periódica para hablar con cierta profundidad de algunos temas, han fracasado.  Al Monarca le interesan más los tipos divertidos, alegres, simpáticos, ricos mejor que pobres, hábiles en el trato con las mujeres y en los negocios”.

 

Recomendamos leer este libro.




 

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