Como recordarán, el sátrapa Fidel Castro
dijo en 1960 aquello de “¡Patria o muerte!” Si hoy en esta impresentable
España se le ocurre a alguien pronunciar la palabra PATRIA, la que le cae
encima es gorda: descalificaciones e insultos por doquier, tales como
retrógrado, reaccionario, partidario de la conspiración judeo-vaticana, y sobre
todo FASCISTA, o “FACISTA”, que diría un votante sociata.
Pero so solamente te califican de fascista
por hablar de Patria. También te califican así si llevas una insignia de la
bandera de España en tu solapa, o si llevas los colores rojo y gualda en tu
mascarilla, o si llevas un anillo o una pulsera con dichos colores ¡Y no
digamos ya nada si no estás de acuerdo con eso que llaman “ideología de género!
. . . Ya saben: todos, todas, “todes”, algunos, algunas, “algunes”, hijos,
hijas, “hijes”, fascista, “fascisto”, “fasciste”, etc, etc.
Estos de los insultos, es decir, los de la
internacional de la mentira, del odio y del terror, tienen el objetivo, entre
otros, de eliminar, borrar y excluir cualquier signo, carácter o símbolo que
exprese que estamos en España. Incluso cuentan nuevas historias “recuperadas”
con todo tipo de mentiras, omisiones y distorsiones.
¡Ah!, y para terminar, ¡que no se te
ocurre decir “¡Viva España!”, o “¡Arriba España!”
En fin, dichos “internacionalistas” lo que
persiguen es eliminar nuestra identidad, junto con nuestro idioma y nuestra
historia. En una palabra: nuestras tradiciones, nuestras costumbres, nuestras
creencias, nuestra cultura, nuestra educación, etc.
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