Hemos escrito varias veces sobre el odio y la mentira,
que son unas de las bases del marxismo-leninismo, como lo demuestran varias
frases pronunciadas por los monstruosos Lenin y Che Guevara, como ya saben.
La mentira en estos tiempos, y en estos momentos,
campa por sus respetos en esta irreconocible España por mor de la estulticia e
ignorancia del “pueblo soberano”. Tal parece que esta mentira sale de forma
nítida, clara y transparente a través de los “mass-media” y de las “enredes”
sociales, manejadas casi todas ellas por el poder que persigue, entre otras
cosas, que haya desconfianza, y como dijo el Bobo Solemne en su día, “nos
conviene que haya tensión”.
Oír a estos politicastros de izquierdas imputar,
culpar, acusar, ultrajar, vilipendiar, insultar, etc, a todo bicho viviente que
no comulgue con sus ideas, está a la orden del día, por mucho que hablen de
libertad, de democracia, de justicia, de derechos humanos, etc.
Lo más “didimudo” es ver a dichos politicastros viviendo
a la gran Dumont en suntuosas y lujosas viviendas, no preocupándose para nada
del bienestar, de la dicha, de la armonía, de la paz, de la fraternidad, etc,
de la ciudadanía. Otra cosa “didimuda” es la de erigirse en magistrados,
jueces, consejeros y verdugos de todo el acontecer nacional que no esté en su
panel ideológico. Todo vale con tal de desprestigiar, denigrar y difamar al
oponente.
En fin, lo que persiguen dichos politicastros es una
España rota, desquiciada, descompuesta, destrozada y descuartizada, a la que
podrán poner la bota, el bozal, el grillete, además del oír, ver y callar,
desapareciendo el respeto y la libertad. Para eso están los pactos y alianzas
con ya sabemos quién.
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