viernes, 5 de marzo de 2021

Las tácticas del comunismo ( I V )


 Por más que les pese, y a poco que uno se fije, la doctrina y la terminología que usan los comunistas, así como su “educación” y su “moralidad”, son de carácter militarista. Así, la jefatura del partido se llama “el estado mayor general de la revolución mundial”, como se proclamó en el Segundo Congreso de la Internacional Comunista, que tuvo lugar en Moscú en 1920, que es el encargado de centralizar y jerarquizar la doctrina de arriba abajo.

Por otra parte, en cuanto a la “moralidad”, para los comunistas son buenas y virtuosas  la mentira, la tergiversación, el odio, el embeleco, el camuflaje, la calumnia, etc, etc, siempre que se empleen contra el enemigo.

Al mismo tiempo, los militantes comunistas no son leales a ninguna  fuerza que no sea la suya, lo que lleva a que no haya tratados, acuerdos, alianzas, etc, entre ellos y los no comunistas, aunque a veces, y por tácticas momentáneas, parezca que sí las hay. Dichas tácticas está bien definidas por la doctrina: “utilizar divisiones en el campo enemigo”.

Como ejemplo ahí está el pacto nazy-soviético, comentado en nuestro artículo “LXXX aniversario del comienzo de la II  Guerra Mundial ( I )”, insertado en este blog con fecha 11-5-2019. Dicho pacto, que sólo duraría dos años, firmado en agosto de 1939, y en el que Stalin brindó por Hitler, sirvió para una “entente cordiale” entre comunistas y nazys. Sin embargo, desde 1941 hasta 1945, formaron parte de la coalición con los occidentales en su lucha contra Hitler.

Sobre estos “pactos”, sobre todo el firmado con Hitler, hizo que los comunistas  los tildasen de traidores y desleales. La verdad es que desde la óptica comunista, la URSS nunca fue aliada ni de Hitler ni del mundo occidental. Ambos acuerdos, o “pactos”, fueron propagandísticamente  manipulados. Lo que se perseguía, en realidad, era lograr los fines que eran, entre otros, ya finalizando la I I Guerra Mundial, las conquistas imperialistas de la Europa Oriental.

Estas tácticas también las emplean los comunistas con los no comunistas en lo que se llama “frente unido” que,  como siempre, y como ya hemos dicho, lo que se busca y se persigue es dividir al enemigo.

Por otra parte, los comunistas siempre tratan de dominar a la clase trabajadora más o menos organizada, es decir, el movimiento sindical, aprovechando la menor oportunidad que se les presente para ejercer su influencia sobre los sindicatos. De este asunto tenemos vivos recuerdos de personas que aparentaban y decían ciertas cosas, y cuando dabas la vuelta eran otras, mostrando siempre dos caras.

Continuará.



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