miércoles, 17 de marzo de 2021

“Políticamente incorrecta”


 Así se intitula el libro de Cristina López Schlichting, Ediciones Temas de Hoy, S.A., 2005 (nosotros tenemos la 4ª edición de febrero de 2006), 202 páginas con “Indice Onomástico” incluido. La obra consta de “Introducción”, “Declaración de intenciones” y 8 Capítulos divididos en “Primera parte”, “Segunda parte” y “Tercera parte”

Como ya sabrán, Cristina es una genial periodista nacida en Madrid en 1965, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Poseedora de una larga y extraordinaria carrera en los distintos medios de comunicación, escribe, entre otros sitios, en “La Razón”, escribiendo también en su día en “ABC” y en “El Mundo”, amén de haber colaborado en otros tiempos en Antena 3, RTVE, Telecinco, Telemadrid, Intereconomía, etc. También es autora de otro libro intitulado “Yo viví en un harén”. Actualmente dirige en la COPE “Fin de semana”. (Recomendamos suscribirse a su canal de YouTube)

Como ya supondrán, y a lo mejor sabrán, a Cristina se la ha despreciado, y se la desprecia, simplemente por haber escrito un libro de forma valerosa y agradable sobre cómo está nuestra sociedad actual, criticándola con verdades que son “políticamente incorrectas”.

La obra es una crónica, con sus reflexiones, pensamientos y deducciones sobre las personas y la sociedad, nombrando varios y distintos personajes tales como Esperanza Aguirre, Pedro Almodóvar, Sabino Arana, Aristóteles, Beethoven, Humphrey Bogart, Marlon Brando, Winston Churchill, María Teresa Fernández de la Vega, Felipe González, Gaspar Llamazares, Mozart, Luis Eduardo Aute, Joaquín Sabina, y un larguísimo etc. Dejamos para lo último la mención que hace de Ernesto “Che” Guevara que aparece en “Segunda parte”, en el párrafo intitulado “La camiseta del Che”, páginas 92 y 93. Nos dice Cristina:

“Si el ‘progre’ tuviese que uniformarse y la verdad es que algunos lo hacen, luciría pañuelo palestino, camiseta del Che y ramito de marihuana en la diestra. Qué horror. Me sorprende la semejanza casi monótona que existe entre personas que se conciben a sí mismas como rompedoras. Bastan unos minutos de conversación para saber lo que opinan sobre casi todo. Desde las drogas hasta la economía, pasando por Estados Unidos, la educación o el sexo, se atienen rigurosamente a la corrección política y piensan igual. La cultura del progreso está uncida a ritos minuciosos y arcanos, que no osa impugnar: por ejemplo, si pone en la pared un póster con la bandera americana comete herejía; por el contrario, puede poner un paisaje de Manhattan. Leer a Pemán está mal; leer ‘Guerra de guerrillas’, de Ernesto Guevara, muy bien. El ‘progre’, vote al PP o al PSOE, adora a Aute o a Sabina, artistas que se han visto erigidos en capataces de una mayoría a la que pastorean como cabestros en una u otra dirección.

El hombre y la mujer modernos no leen demasiado, si acaso novelas. Digieren la cena frente al televisor y cuando han de opinar dicen lo que indique el gurú. Esta semana hemos tenido u magnífico ejemplo. El ministro de Exteriores cubano ha visitado España y a ningún poderoso se le ha ocurrido recordarle que dos millones de cubanos viven en la diáspora, 300.000 son refugiados políticos y 12.000 han sido fusilados oír oponerse al régimen comunista. Por no hablar de las decenas de miles de presos y torturados en cuarenta y seis años de dictadura. Entre tanto se ha emitido un manifiesto, entre cuyos firmantes se encuentran Joaquín Sabina y Luis Eduardo Aute, que apoya el castrismo y subraya que ‘no ha existido un solo caso de desaparición, tortura o ejecución extrajudicial’ en Cuba. Naturalmente. En los regímenes comunistas es condición la identidad entre partido y poder, de modo que jueces con carné ejecutan lo que el jefe común del Gobierno y del partido determina. La ‘extrajudicialidad’ es un concepto exclusivamente democrático. Cabría suponer que la España ‘de los derechos’ ha bramado contra este texto injusto. Pues no: el 53 por ciento de l población apoya, según encuestas del Instituto Elcano, la política de José Luis Rodríguez Zapatero con respeto a Cuba. No le pregunte a la masa quién el Che, no le pidan cuentas de los 12.000 fusilados. Ellos se limitan a ponerse el pañuelo palestino. Que progre, que chuli”.

En fin, recomendamos leer este magnífico libro.



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