sábado, 27 de marzo de 2021

Poesías de mi Patria ( I )


 

Revolviendo en nuestra biblioteca, hemos encontrado un libro que teníamos prácticamente olvidado. Su título es “La Patria española”, Editorial Magisterio Español, Madrid, 190 páginas, editado nada más y nada menos que el 4 de junio de 1.936, Edición 5ª. Una joya.

El libro es una recopilación de diferentes escritos que fue realizada por Ezequiel Solana Ramírez, maestro, pedagogo, poeta y humanista español (1863-1931). En dichos escritos se nos narra las distintas características de las regiones de España, tanto de sus habitantes como de su geografía. Pero lo que más nos ha llamado la atención, son unas poesías dedicadas a las distintas tierras de nuestra Patria, así como un pequeño discurso de Antonio Maura dirigido a los catalanes.

Comenzaremos por una poesía firmada por el burgalés Leopoldo López de Sáa, dedicada a Asturias, páginas 9 y 10. Dice así:

“ASTURIAS”

“Son tus manantiales músicas divinas

De aguas melodiosas,

Que sus liras quiebran entre rudos brezos

Y que se atropellan por cantar tus glorias.

Mas el dulce canto

Que al bajar entonan,

No tiene el murmurio monótono y grave,

Ni el cansado ritmo, ni las vagas notas

Del arroyo, que pasa mezclando

Su voz al confuso rumor de la fronda.

Fueron tus cavernas

Cajas misteriosas

De laudes de piedra en que el viento

Guardaba los ecos de la vieja historia

Y, por tal motivo,

Llantos de leyendas de tus piedras brotan,

Y tus altas cumbres

Las nieves curiosas

Abrazan, oyendo

Cosas de otros días, olvidadas crónicas.

Y trenzando los iris mas vivos

En el limpio cristal de sus gotas,

Lanzan sus corrientes murmurando amores,

Y al saltar profieren gritos de victoria;

Y al hundirse en revueltas vorágines

De espuma deshecha, bullente y rabiosa,

De las enconadas, fieras multitudes

Imitan las voces lejanas y roncas,

Y en los suaves remansos escuchan,

Con la inquieta atención de sus ondas,

El grito del viento que zumba en los valles

Fingiendo el sonido de la épica trompa,

Y en claros arroyos rompiendo su túnica

Caen en largas lágrimas bruñendo las rocas,

Y en hervores de perlas se extinguen

A la arena mintiendo lisonjas.

¡Asturias Hidalga!

Preclaros blasones de lides gloriosas,

Que labraron cinceles de espadas

Poniéndoles motas de sangre por orla.

¡Polvo de oro guardasen tus viejos códices!

¡Son tus ruinas páginas de edades remotas!

¡Tus cuevas profundas alcázares fueron

De ilustre memoria !

Y tus encinares,

Y tus caseríos de techumbres rojas,

Y tus gaitas de fieros sonidos

Que maldicen y ruegan y lloran,

Y tus dulces pravianas que al aire

 De los rojos labios de tus hijas brotan,

Y el mar, que iracundo

Palpa tus cantiles con sus aguas torvas,

Parece que tienen

Voces misteriosas,

 De grandeza selvática y ruda,

 Que, con tus fuentes de irisadas gotas,

Cantan por el suelo, se van por el aire,

¡Cantando tus glorias! . . . » 



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