jueves, 18 de marzo de 2021

A la espera del espectáculo


 Ante unas nuevas elecciones.

 Así estamos hoy en día los ciudadanos de a pie, ya algo repuestos de las primeras sorpresas sufridas a causa de la especie de “sunami político” desencadenado desde que a nuestro doctor, asesorado por su Iván particular y en el máximo secreto en su origen, se le ocurrió tras mendaz y traicionero pacto ejercer una moción de censura contra el gobierno de Murcia que se extendería posteriormente a otras autonomías o alcaldías, buscando obsesivamente desbancar del poder a lo que ahora uno de nuestros líderes encoletado, califica como extrema derecha delincuente y asesina.

Bien, pues como digo, algo repuestos aunque no del todo porque sabemos que esto va para largo, los ciudadanos nos estamos asemejando a un público espectador y expectante ante próximas actuaciones estelares o secundarias de los que hoy hacen las veces de actores en el gran teatro en que se ha convertido todo o casi todo lo relacionado con el citado al principio ambiente político. No tenemos otro remedio. Ni siquiera comparsas.

Normalmente, las obras que contemplamos en un teatro suelen derivarse de la ficción o lo que es lo mismo, reflejan situaciones ficticias fabricadas por las mentes más o menos ingeniosas, más o menos interesantes que se dedican a esos menesteres. Por lo tanto, podemos decir que en ellas domina la mentira (no en sentido peyorativo sino como recurso para contar historias) y como andamos buscando paralelismos, lo que sí estamos viendo con claridad es que en ese teatro político que contemplamos, la mentira, pero la mentira real es la principal protagonista. Un ejemplo nítido de ello es esa afirmación que antes citamos del “poder en manos de la ultraderecha, delincuente y asesina” con que inicia su campaña uno de los actores de la próxima función. Ello nos hace pensar que si empezamos así ¿a qué llegaremos?

Y es que, en este caso, como cada uno fabrica su guion con toda libertad sin sujetarse a ninguna norma ni limitación, tenemos que disponernos a ver y escuchar toda clase de ocurrencias ingeniosas, sagaces, simples, torpes, simpáticas para unos, antipáticas para otros y así hasta que nuestros oídos opten por una voluntaria y oportuna sordera para evitar que nuestro cerebro llegue a nublarse.

Lo que ya ha empezado, y hoy va ocupando titulares en toda clase de prensa es el juego (otra de las características de nuestra política actual) del nombramiento de candidatos que trae consigo el baile de fichas en ese otro juego para cambiar pero sin perder prebendas o ”méritos adquiridos”  o para participar en el reparto por parte de aquellos que lo ambicionan. Todo será como de costumbre: “esto a cambio de aquello” o “aquello a cambio de esto”, triste y desesperanzadora realidad a la que nos toca asistir, como digo en el título, a la espera del espectáculo. Será entretenido, no me cabe duda pero al mismo tiempo y quisiera equivocarme, penoso.

 Francisco Alonso-Graña del Valle

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