viernes, 12 de marzo de 2021

Otro sillón para la RAE


 

Como ya saben, estamos dedicando unos artículos a los “inmortales” de la RAE, cuya misión sería lo de “Limpia, fija y da esplendor”, slogan este que ya no funciona.

Como sabrán, la citada RAE (Real Academia Española) fue creada en 1713. En los primeros estatutos que se redactaron dos años más tarde, se designaron las primeras plazas, que fueron 24, con letras mayúsculas. Más tarde se ampliaron el número de sillones, designándolos con minúsculas. Actualmente tiene 46 sillones.

Como ya hemos dicho varias veces, nuestra lengua ya no está regida ni cultivada por estos “inmortales”, sino por otras personas pertenecientes a ciertos estamentos e instituciones que, llevados de su fanatismo político, han destrozado nuestro léxico.

Dicho lo anterior, y como sabrán también, hace relativamente poco tiempo que, por mor de la UNESCO y de la UE, nuestro idioma tiene que dejar de ser “sexista” para que se convierta en un lenguaje de “igualdad”. El feminismo semántico así lo ordena, oiga.

El pionero de todo esto fue la Junta de Andalucía que, por medio de la Unidad de Igualdad de Género, ha dictado unas normas en su día, o como quieran ustedes llamarlas, para que los documentos sean escritos y redactados “correctamente”. Por otra parte, dicha Junta tomará las medidas oportunas contra las instituciones correspondientes, principalmente centros escolares, que no cumplan con esto. Es decir que, cuando por ejemplo, el profesor o profesora dé los buenos días a los alumnos, ya no podrá decir “buenos días a todos”, sino “buenos días a todos y todas”. Si dice a “todos”, obviamente se refiere a todos los seres humanos que hay en el aula. Y si dice a “todas”, se referirá a todas las personas que hay también en el aula. Pero, claro, pedir que se comprenda esto, es como pedir “peras al horno”, que decía uno que iba para político.

Por otra parte, ya no habrá calificativos tales como asturiano o madrileño, por ejemplo. Se dirá población asturiana o población madrileña, lo mismo que ya no habrá parados, sino personas sin trabajo, aunque aquí la incoherencia es grande porque ¿por qué no se dice “personos”?

Como ya supondrán, subliminalmente lo que se transmite es la discriminación del sexo femenino ya que, como saben, hay que decir “jueza”, “médica”, etc, etc., confundiendo el género gramatical con el sexo de las personas. Por tanto, y por coherencia, habrá que decir “futbolisto”, “equilibristo”, “artisto”, “malabaristo”, etc, etc.

Habrá que pedir explicación a dicha Junta andaluza, para que nos aclare que cuando un sevillano dice “quillo” ¿a qué se refiere? ¿A moquillo? ¿A monaguillo? ¿A banquillo? ¿A Casquillo? ¿A Periquillo? ¿A Barquillo? ¿A Flequillo . . .?

Dicho todo lo anterior, ¿tendrán que consultar los “inmortales” de la RAE a los jefecillos autonómicos, cuando haya que incorporar alguna palabra al Diccionario? ¿Tendrán que poner otro sillón, el 47, para este menester?



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