En estos tres conceptos deberían basarse los
“historieteros” de la “recuperación de la memoria democrática”. Del tiempo sólo
se acuerdan de los tiempos que les conviene, lo mismo que de la memoria. De la
verdad ni se acuerdan. En su lugar usan la mentira, el engaño, el embeleco, la
falsedad, la trampa, la artimaña, etc.
Dichos conceptos son los verdaderos intérpretes y
actores del verdadero recuerdo, memoria, evocación, reminiscencia o como
quieran ustedes llamarlo. Si no se hace caso de esto, pasa lo que pasa: se
cuenta el pasado con distintas y variadas versiones, amén de distorsionarlo con
limitaciones, restricciones, silencios, omisiones y cuentos de hadas.
Mientras que los tiempos pasados no sirvan de apoyo y
soporte a los tiempos presentes para mejorarlos, la memoria no valdrá para
nada. El que quiera entender que entienda.
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