Desde que la casta política campa por sus respetos dentro de los "muros de la Patria mía", podemos decir: nunca tantos robaron tanto a tantos, y nunca tantos mintieron tanto a tantos. Además, también podemos hacer una serie de preguntas sobre dicha casta que tienen fácil respuesta. A saber:
¿Son personas con estricta sujeción a los deberes que se les encomiendan? No
¿Son personas que llevan a cabo una actuación nítida, transparente,
honesta y responsable que sea verificada a través de la recta información y de
rendición de cuentas? No.
¿Son personas con sentido de la responsabilidad y con comprobado desinterés
personal o privado? No
¿Son personas que sean capaces de sacrificar horas de asueto, de
solaz, de descanso, de vida familiar, etc.? No
¿Son personas clarividentes, prudentes y cautas? No
¿Son personas dispuestas a sacrificarse por los demás? No
¿Son personas cuya trayectoria política no haya sido notoriamente de
distinto signo en otros tiempos? Sí
¿Son personas con ansia de poder y no de servicio? Sí
¿Son personas que no sitúan en primer lugar la honorabilidad y la dignidad? Sí
¿Son personas que colocan en primer lugar el oportunismo vergonzante
y la conducta carente de escrúpulos? Sí
¿Son personas que anestesian al pueblo valiéndose de los medios de
comunicación? Sí
¿Son personas que dan respuesta adecuada a los anhelos, inquietudes,
aspiraciones, y afanes de los españoles? No
¿Son personas que dejan a un lado los dogmatismos trasnochados y caducos?
No
¿Son personas que hacen política realista? No
¿Son personas suficientemente forjadas, con irrenunciable afán de servir
insobornablemente a la sociedad? No
Dentro de esta casta política, hay una muy especial: la socialista que, cuando
está en el poder defiende la empresa pública con uñas y dientes, pero cuando se
retira, o cuando la retira las urnas, pierde el tabalario por la privada.
Ya lo decía Groucho Marx: “La política es el arte de buscar
problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los
remedios equivocados”.
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