Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre el movimiento europeísta después de la I I Guerra Mundial.
Dicho movimiento se encontró con grandes problemas como consecuencia de la guerra, siendo el principal el económico.
También había otros que hacían tomar actitudes defensivas a las naciones, siendo el principal el sistema totalitario comunista que hacía peligrar los sistemas democráticos occidentales.
En setiembre de 1946, el premier británico Winston Churchill, en su discurso de Zürich animaba a las naciones a trabajar por la integración europea, acogiendo la idea los gobiernos de aquel entonces con gran ilusión y entusiasmo.
Resultado de este entusiasmo fue la creación en 1947 de las instituciones Unión Europea de Federalistas, Comité Internacional de Estudios, el movimiento Europa Unida, la Liga Europea de Cooperación Económica, los Nuevos Equipos Internacionales y la Unión Parlamentaria Europea. Puede que nos quede alguna institución en el tintero, pero éstas eran las más importantes.
Un año después, en 1948, se crea la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), cuyo objetivo principal era la reconstrucción económica de Europa, con el Plan Marshall, con el que EE.UU. ayudaría al continente.
En dicho año 1948, hubo una reunión en La Haya en la que se constituyó el Movimiento Europeo, iniciándose la organización de una institución supranacional, a pesar de no ser aceptada plenamente. No obstante, y a pesar de esto, posteriormente se constituyó el Consejo de Europa, que pergeñaría un sistema político para la Europa occidental.
Dos años más tarde, en 1950, se crearía la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), y en 1952 se intentó crear la Comunidad Europea de Defensa (CED), fracasando este asunto por la negativa y oposición de Francia.
No conviene olvidar que en este año 1952 se elaboró un proyecto para hacer una Constitución política, proyecto que fracasó.
En 1956, en Venecia se vislumbra el diseño de la tan deseada Comunidad Económica Europea, que se instituirá un años después por el Tratado de Roma, naciendo la “Europa de los seis”: Alemania, Francia, Holanda, Bélgica, Italia y Luxemburgo.
En 1960 se creó otra organización económica, la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), formada por Inglaterra, Portugal, Noruega, Suecia, Dinamarca, Austria y Suiza
A pesar de todas estas instituciones, la supranacionalidad europea no acababa de perfilarse debido, principalmente, a la oposición de la chauvinista Francia, presidida en aquel entonces por De Gaulle.
En la próxima y última entrega, daremos un salto a este siglo XXI, y veremos que, aunque hay ciertas esperanzas en este tema de la Unión Europea, la verdad es que lo que más impera es el pesimismo.
Continuará.
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