miércoles, 26 de abril de 2017

La Comunidad Económica Europea ( X I )


Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre el federalismo y los Estados Unidos de Europa.


Como ya sabrán, los demócratas republicanos del siglo XIX, veían en el federalismo una solución perfecta para conseguir y lograr la unidad de acción, así como el respeto por la diversidad. Los ejemplos de Suiza, así como de Estados Unidos, los consideraban como modelos perfectos.

Sobre este tema, curiosamente, Benjamín Franklin que era embajador en Francia a finales del siglo XVIII de la jovencísima república americana, ya comentaba lo conveniente que sería una solución federal para la vieja Europa.

Por otra parte, Alexander Hamilton (1755-1804), economista, escritor, abogado, político, considerado como uno de los fundadores de EE.UU., y conocido como “El padre de los papeles federalistas”, también era partidario de la idea de Franklin.

Años después, y prácticamente a lo largo del siglo XIX, los europeos de aquel entonces consideraban el federalismo bajo dos aspectos: como un Estado federal que superase las limitaciones de los que lo componían, o como una confederación en la que los Estados miembros conservarían su independencia que, no obstante, y mediante un acuerdo o pacto, se fijarían los aspectos y cuestiones de interés común.

Como recordarán, el gran teórico federalista Pierre Proudhon, a mediados del siglo XIX publicó su famosa obra “El principio federativo”, en la que criticaba tanto a la Revolución Francesa, como a la sociedad liberal, así como al Estado-nación, diciendo que el deseado, pretendido y querido equilibrio europeo, siempre terminó con el dominio hegemónico de alguna potencia. Ante todo esto, estimaba y creía que la mejor manera de organizar Europa era la confederación de confederaciones, ya que estimaba que el continente europeo era demasiado grande para un Confederación única.

Hubo otras tentativas para crear los Estados Unido de Europa, como la que se fundó en Suiza en 1867, llamada “Liga de la Paz y de la Libertad”, presidida por Garibaldi. No qué decir tiene que esto fue una quimera.

Un poco antes, en 1865, se creó la “Unión Latina”, formada por Francia, Bélgica, Italia y Suiza, dedicada única y simplemente a asuntos monetarios. Tal “Unión Latina” no duró ni un telediario.

En la próxima entrega veremos algo sobre el “internacionalismo proletario” del judío Marx ante este asunto de Europa. Suponemos que sospecharán sus propuestas.


Continuará.



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