Si eres un perceptor monocular de la realidad porque deduces lo que te dicen que tienes que deducir;si te refugias o escondes en ideologías que impiden ver la realidad e intercambiar ideas; si tu meta no es la honradez intelectual; si crees en el pensamiento único y también crees en el dogma de las certezas; si te consideras poseedor de la “hybris intelectualista” y crees asimismo que tienes una visión privilegiada sobre el mundo, si todo esto eres y crees, no entres en este blog.
martes, 25 de abril de 2017
Ser coherente
Un pedante marxista infumable, que siempre hablaba de su “ego” con “yo”, “me”, “mi”, “conmigo”, etc, en un escrito decía “mantengo mi coherencia”. La verdad es que nos resulta extraño que en los tiempos que nos ha tocado vivir, se recurra a la coherencia como si fuese una virtud. No cabe duda que el ser coherente en lo formal puede ser una virtud. Pero si el contenido son doctrinas, postulados, ripios y creencias monstruosas, retrógadas y decimonónicas, propias de mentes hipodámicas, tal virtud se esfuma y desaparece ¿Acaso es una virdud el ser coherente con el error? ¿No será esto un fanatismo cerril? ¿No será virtuosa la persona que, comprendiendo y dándose cuenta de sus errores y yerros, pasa a ser “incoherente”? ¿No es preferible ser verdadero a ser coherente?
Pero claro, oiga, hay mucha gente que echa la lengua a pacer, olvidándose de poner cerebro en funcionamiento. Ustedes ya me entienden. Y lo peor es que estos “coherentes” descerebrados se conviertan en “timoneles” de una nación.
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