miércoles, 12 de abril de 2017

Progresismo y retroceso



Uno de los tópicos típicos más manoseados es el concepto de “progresismo”. En una conversación mantenida hace muchos años con un pobre ignorante comunista, decía que él abrazaba esta ideología porque era un “socialprogreso”, a la vez que en dicha conversación terminaba llamando asesinos a los padres pasionistas de Mieres. Sin comentarios.

Para este sujeto, y para otros de la misma cuerda, el progresismo consiste en eliminar la tradición, a la que califican, entre otras cosas, de retrógrada y oscurantista. Lo pasado no cuenta y, por tanto, hay que eliminarlo y “superarlo”

Estos progresistas viven anclados en el presente. Sus muletillas son de lo más variopinto: “esto no puede suceder en pleno siglo XXI”, “en los tiempos actuales esto no es posible”,  “hay que estar al día”, etc, etc. Aunque la realidad les demuestre que están equivocados, siguen en sus trece con un fanatismo y una fe indestructibles.

Para dichos progresistas lo actual es el marxismo en sus nuevas vertientes, y lo caduco y obsoleto es el capitalismo. Justo lo contrario.

Según nuestra modesta opinión, el progresismo carece de pilares filosóficos, incluso científicos e históricos. Los marxistas dirán que el citado progresismo tiene su base filosófica en Karl Marx. Pero aquí hay una enorme contrasentido, pues el judío alemán terminó su carrera de filosofía con una tesis sobre Demócrito y Epicuro, filósofo materialista el primero y hedonista el segundo que, como ya sabrán, vivieron veintitrés siglos ante que Marx. Por tanto, si el pasado no cuenta, ¿cómo es posible este retroceso? Sólo personas con caquexia mental pueden  justificar esto.

Además hay otra cosa: nada tiene que ver el progreso con el progresismo. El primero está ligado con los avances en ciencia y tecnología, que hace que se tenga una vida mejor y más confortable. El progresismo, en cambio, es una especie de religión laica, que desprecia y aborrece a los que no piensen igual, catalogándolos como enemigos del avance y amigos de lo antiguo.

Y para terminar, una muestra del actor comunista Alberto San Juan, primero de Izquierda Unida y ahora de Podemos, que dijo en su día:

“Creo que no hay intelectuales de derechas. O son intelectuales, o son de derechas”.





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