¿No hay que “recuperar la memoria histórica”
“zapateril” y la “democrática” de Su Sanchidad? Pues vayamos a ello.
Los “historieteros” socialistas y comunistas de la
“memoria histórica”, callan, silencian y omiten muchas cosas de aquella nefasta
república, promovidas por ellos.
Durante el quinquenio (1931-1936), en el que hubo todo
tipo de desgobiernos, se produjeron verdaderos actos antidemocráticos, algunos
de ellos vandálicos: se quemaron iglesias; hubo todo tipo de prohibiciones y de
persecuciones políticas, cerrándose cientos de periódicos, además de asesinarse
a miles de personas.
De la revolución de octubre de 1934, que fue un
auténtico golpe de Estado promovido por el PSOE y en el que se registraron
miles de asesinatos y crímenes, nada dicen.
Como recordarán, Indalecio Prieto se fugó de España,
siendo precisamente un miembro de su guardia personal el que asesinó a José
Calvo Sotelo durante el gobierno, mejor desgobierno, del Frente Popular.
Con estas bestialidades, y otras, se creó una
situación de violencia revolucionaria prácticamente inaguantable, que provocó
la sublevación militar iniciándose la Guerra Civil, tan deseada, codiciada y
ansiada por “El Lenin español” Francisco Largo Caballero, a la sazón uno de los
líderes del PSOE.
Tampoco dicen nada de la “Ley de Vagos y Maleantes”,
que apareció en la “Gaceta de Madrid” (BOE) el 5 de agosto de 1933.
Cínicamente, los “historieteros” y el “pueblo soberano” tildan a esta ley de
franquista. La ignorancia y mala intención son supinas.
“Recuperando la memoria histórica”, conviene recordar
que el citado mes y año, la República estaba gobernada por el pedante
izquierdista Manuel Azaña, que moriría católico. Como sabrán, en un discurso
pronunciado en julio de 1938 en el ayuntamiento de Barcelona, pidió “Paz, piedad y perdón”.
Dicha ley de vagos y maleantes, fue promulgada de
acuerdo con los grupos políticos de aquel entonces, prácticamente todos de
izquierdas. En ella se penaba, castigaba y condenaba el comportamiento y
conductas de ciertos individuos: “los
vagos y maleantes”, “los rufianes y proxenetas”, “los ebrios y toxicómanos
habituales”, amén de “los mendigos
profesionales”, o como afirmaba el jurista Mariano Ruíz-Funes,
perteneciente al partido de Azaña, esta ley valdría y se utilizaría para “limpiar algunas
importantes ciudades españolas de extranjeros peligrosos”, diciendo también
que serviría para expulsar y echar de España a todo aquel extranjero
delincuente, diciendo asimismo que también valdría para la expulsión de
extranjeros que careciesen de profesión.
¡Qué bien le vendría en estos momentos a España la
aplicación de esta ley azañista!
También le vendría bien a esta impresentable España, lo que decía Stalin en
dicho año 1933:
“La homosexualidad es un vicio burgués y una
perversión fascista”
¡Menudo “vínculo luminoso”!
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