Como ya saben, tal día como
hoy 8 de diciembre, pero de 1991, se derrumbaba la URSS mediante el acuerdo de
Brest, o tratado de Belavezha, después de tres cuartos de siglo de terror, de
crímenes, de asesinatos, de miseria y de odio. No hizo falta ninguna guerra
para acabar con el sistema. Él mismo se encargaría de ello.
Aunque ya hemos escrito varios artículos sobre el comunismo, enfocados principalmente desde el punto de vista económico, en estas entregas lo haremos enfocándolo también desde la óptica histórica, política y social. Intentaremos desmenuzar analíticamente las premisas, bases y tesis de la ideología comunista, enfrentándolas a la razón y a la filosofía y normas axiológicas fundadas y establecidas por eminentes pensadores. Y ese desmenuzamiento lo haremos con firmeza de juicio, de forma serena y sin subterfugios. Y lo dedicaremos principalmente a la juventud, que es sobre la que descansa el porvenir de la familia, de la patria y el de nuestra cultura occidental y, por qué no, de la Humanidad.
Demostraremos que en los textos marxistas en los que falsamente se promete un “paraíso terrenal”, se esgrimen todo tipo de persecuciones, torturas, prisiones, esclavitud, miseria, horror, terror, ausencia de libertad, etc. Para defenderse del comunismo y combatirlo, es necesario conocer su doctrina con sus falsas promesas y su dura realidad.
Empezaremos, como es lógico por el judío Carlos Marx, personaje en el que vamos a penetrar un poco en sus medios personales para poner al descubierto sus aspiraciones.
Por otra parte, el marxismo, aunque no sea original, diremos que es una teoría subversiva a la que se han apuntado los “proletarios de todo el mundo”, subversión que dio lugar al bolchevismo, que sería el fiel custodio de la ortodoxia comunista. También el marxismo es el que ha dado al comunismo la connotación de “científico”.
Puede decirse con casi toda seguridad que fue el inglés Robert Owen el que inspiró a Carlos Marx, aunque Owen también se inspiró a su vez en los idearios de T. Campanella y de G.B. Mably, utopistas ambos.
Someramente diremos que Owen fue un inglés que después de fracasar en un proyecto que se llamaba New Harmony, que había empezado a funcionar en Indiana, y en el que perdió casi toda su fortuna, regresó a Inglaterra. Allí lideró un sindicato y comenzó a redactar unas normas propias del dogmatismo comunista. Estas normas decían lo siguiente:
a).- Establecimiento del amor libre.
b).- El comercio será
abolido, siendo sustituido por el trueque. Este trueque se hará entre las cosas
que a uno le falten y las que a otro le sobren.
c).- Las tierras serán de todos, a la vez que de
ninguno, cambiándose los frutos de la tierra por los productos industriales.
d).- Los niños, que no
pertenecerán a sus familias, serán educados y enseñados en los centros públicos
del estado. En estos centros se les inculcarán ideas verdaderas, comunicándoles
de paso que todas las religiones son un mito producto de farsas.
e).- La única religión, o
religiones sociales que se permitirán, serán las ciencias y la sociología, amén
de prometer el amor a todos los hombres, incluyendo a los enemigos.
f).- Quedarán abolidos el
castigo y la recompensa, ya que el hombre es producto de las circunstancias y
no de su voluntad, no siendo responsable de ninguna acción, lo que conllevará
que no haya virtud ni vicio.
g).- Los abogados, jueces,
carceleros, escribientes, serán suprimidos. Las cárceles serán demolidas y
quemados todos los libros de jurisprudencia.
Hay también una última norma
que denota el odio a la religión, odio que sería la característica y el motor
del marxismo. Así, se dice que los propagadores del nuevo evangelio, formarán
una iglesia que estará presidida por Roberto Owen. Esta iglesia estará dividida
en distritos, en lugar de diócesis. Sus reuniones se llamarán congresos, en vez
de sínodos, y tendrá unos misioneros que cobrarán unos emolumentos de 30 chelines
por semana. Se harán lecturas públicas en vez de sermones. En vez de
celebraciones religiosas, habrá bailes y, como colofón, el mundo material
sustituirá a Dios y
En fin, no se pueden escribir tantos disparates en tan poco espacio
Continuará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario