Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos someramente
lo de la lucha de clases y el internacionalismo proletario.
La lucha de clases
El de la lucha de clases es uno de los
“conceptos” que, al igual que muchas lagunas marxistas, hace aguas por muchas
partes, ya que para establecer un concepto se requiere, como mínimo, definir y
explicar lo que tal concepto es en sí.
En “El Capital”, Marx se pregunta “¿Qué forma
una clase?” y, curiosamente, no la contesta. El término “clase” es
totalmente diferente a lo que se entiende por “grupo social”. Según el
judío, “los médicos y los empleados forman dos grupos sociales
distintos, pero no dos clases”. Así, dice que en Alemania, al comienzo de
su revolución, el pueblo se componía de las siguientes clases: “nobleza
feudal, burguesía, pequeña burguesía, grandes labradores, pequeños labradores,
campesinos libres, siervos de la gleba, trabajadores del campo y obreros de
fábricas”. También dice en el Manifiesto comunista que “la
historia de todas las sociedades es la historia de la lucha de clases”.
Esto es un sofisma de “argumentum ad verecundiam”, admitido a pies juntillas
por todos los marxistas, sofisma que es falacia de autoridad: “ipse
dixit”, “Él mismo lo dijo”, o traducido al román paladino, “lo dijo Blas,
punto redondo”. Y como dijimos en capítulos anteriores, en este asunto Marx
tampoco es original, ya que dicho asunto había sido abordado por sus
predecesores.
Y sigue con el galimatías del concepto de
“clase”. Así, en el citado Manifiesto comunista, en el apartado “Proletarios
y comunistas”, dice que cuando se redactó y se pergeñó el tal manifiesto,
el proletariado no era todavía clase: “El propósito inmediato de los
comunistas es el mismo que el de todos los partidos obreros: constitución de
los proletarios de clase”.
A poco que uno se
fije, el proletariado nunca estuvo formado en clase, por mucho que haya dicho
Marx y sus fanáticos seguidores, porque las distintas revoluciones en los
diferentes sectores, han sido animadas por asuntos ideológicos, que requieren
inteligencia y pensamiento, cosas ambas que se oponen a
factores económicos que, como es sabido, fue la base de toda la
doctrina materialista de la Historia.
Las consecuencias catastróficas que ha traído el
marxismo, están sobradamente demostradas. Una de las causas ha sido la negación
del individuo. Si la clase puede ser o desempeñar una función en la sociedad,
solamente lo podrá hacer con la aportación del individuo, pero nunca será la
clase, por mucho “materialismo histórico” que se eche encima, la que disponga
del individuo.
El gran dramaturgo irlandés George Bernard Shaw, que
decía aquello de "A los políticos y a los pañales hay que
cambiarlos seguido...y por las mismas razones", comentaba sobre
El Capital: “Todo lo que dice de obreros y capitalistas, muestra que
Marx no ha respirado jamás el aire de la industria y ha desenterrado toda su
documentación de Livres Bleus y de la biblioteca del Brtish Museum; no hay un
solo punto, de hecho, que él no haya tomado de un libro, ninguna discusión que
no le haya sido sugerida por un escrito de otro autor”.
Lo que sucedió fue que, como alguien dijo, Marx fue
como un hábil sastre que confeccionó un traje con retales e hilos de distintos
colores que sobraban en muchas sastrerías y que todos estos retales e hilos
fueron entrelazados de forma incoherente, por muchas explicaciones
“científicas” que se quieran dar a su doctrina.
En el próximo capítulo comentaremos algo sobre las
teorías económicas marxistas.
Continuará.
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