No recordamos quien dijo aquello de que la Historia se repetía debido a que el ser humano tiene mala memoria. Si esto es así, veamos un párrafo del libro “Régimen político de España”, autor José Zafra Valverde, Editorial Gómez, S.L., diciembre 1973, 534 páginas. En la 54 se lee:
“En
medio de la gran crisis económica de los años 1930-31, no se puede ni volver al
turno pacífico delos partidos ni encontrar figuras para un Gobierno Nacional,
como la de Maura, ni volver a ensayar un dictador. Acusado de haber colaborado
con la Dictadura, el Trono sufría un cerco cada vez más estrecho. La Monarquía,
sin defensores fue eliminada por los viejos políticos, por los intelectuales,
por las masas socializantes, por los separatismos más diversos, por las sectas.
Unas
elecciones municipales (las del 12 de abril de 1931) serían, paradójicamente,
el cebo fulminante que provocaría un radical cambio de régimen. No hizo falta
ni siquiera un triunfo absoluto de los candidatos republicanos. Bastó con la
victoria de los mismos en las grandes ciudades para que se creara un clima de
tensión capaz de hacer saltar la Monarquía. Lo verdaderamente importante no fue
la simple matemática de unos porcentajes electorales: lo decisivo estuvo en el
hecho de que la autoridad del Rey descendió por debajo del punto crítico, pues
la Monarquía moderna no puede subsistir
sin una base muy amplia de adhesión afectiva. La conciencia de que le faltaba esta base suficiente fue lo que
motivó a Alfonso XIII a suspender deliberadamente el ejercicio del poder”.
El que quiera entender que entienda.
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