Combaten la
ética, imponen la de ellos, excluyendo principios morales tan elementales como
son el derecho a la vida.
Combatieron, y combaten, cierto tipo de dictaduras pasadas, dicen, pero sus
mejores aliados son los dictadores actuales que han cercenado todo tipo de
libertades. Pero, claro, lo exige “la política internacional”.
Combaten nuestras raíces, las del “nacionalismo español”, pero las de los otros
nacionalismos se disculpan porque todos tienen derecho a defender su
“identidad”. No se dan cuenta de que la pasión nacionalista es tan fanática que
es capaz de generar una eterna guerra civil entre los habitantes de este mundo.
Combaten a la religión cristiana, no así a la islámica. Mientras Belenes son
tirados a la basura y quemados, las asociaciones islámicas y las mezquitas
crecen como hongos. Se permite el culto musulmán en la catedral de Córdoba,
mientras se quitan los crucifijos en escuelas y en otros sitios, porque
“molestan”. No se dan cuenta tampoco de que el mundo necesita las referencias
morales del cristianismo y siguen considerando que el tener creencias y
convicciones es puro infantilismo, lo mismo que defender lo trascendental y
metafísico es también una puerilidad.
Combaten lo que es verdadera cultura, confundiendo cultura con espectáculo,
porque el cine, la televisión, la música, las “conferencias” dadas por algún
que otro pedante intelectualillo marxista de medio pelo, no dejan de ser la
“kurtura” del inculto. La táctica es muy sibilina: el ignorante y el lerdo, no
pueden pensar. En vez de atender a la cultura que entra por los ojos de la
inteligencia, es preferible la que entra por los “ojos de la cara”. Para eso
están la telebasura y ciertas películas, los “intelectuales programados”, los “artiscejos”
del régimen, con toda la carga de lo cutre y ordinario que se pueda imaginar.
En fin, están en primera línea de combate para destruir España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario