Una
de las grandes mentiras de la izquierda es decir que quiere y respeta la
libertad.
En los distintos "mas-media", y también por las calles, se oyen discursos vocingleros que, entre otras cosas, transmiten subliminalmente que la izquierda tiene razón en todo. Las personas que no estén de acuerdo o discrepen, el insulto, la burla, y muchas veces la agresión, están servidos. Y a veces otras cosas peores.
Si “recuperamos la memoria democrática” de Su Sanchidad, se verá que en los
tiempos nefastos de aquella I I República española dominada por la izquierda,
no existía la verdadera libertad, ya que se cerraban periódicos, se asesinaba a
gente por ser católicos y de derechas, etc, etc. Los partidarios de estas atrocidades
aún siguen por ahí en estos momentos.
Es curioso ver cómo las gentes de izquierdas insultan y no pasa nada. Y no
solamente insultan, sino que, amparándose en la “libertad”, son
intolerantes insoportables, además de sectarios intransigentes que odian todo
lo que huela a diferencia con lo que ellos dictan y dicen.
Ahora se está viendo en España un partido populista, demagógico, bolivariano y
de auténtica logomaquia, defendiendo un sistema que ha causado hambre, miseria,
penurias y millones de muertos. Y a los que denunciamos esta farsa, se nos
ataca, se nos insulta, etc, etc, porque sencillamente la izquierda sólo admite
la “libertad” que ella quiere. Para este fin cuenta con una poderosa maquinaria
basada en la ignorancia y en la estulticia del “pueblo soberano”. La
telebasura, los “famosos” y la morfina del pueblo, es decir, el fútbol son el
auténtico “panem et circenses” de estos tiempos.
Lo curioso del caso es que estos políticos izquierdistas presumen, de forma
pedante y soberbia, de tener grandes dotes para la política, cuando la política
es un extenso campo en el que abundan las marrullerías, los pactos contra
natura, los teje- manejes, las triquiñuelas, las aporías, las aranas, los
calambures y demás. En estas artimañas, más que inteligentes son más bien
astutos. Y si están en la oposición, entonces la cosa ya es poco menos que
esperpéntica, porque con sus “grandes ideas” deslumbran e iluminan a los
fanáticos papanatas del partido y a los “indecisos”.
Después, cuando llegan al poder, y en aras de esa “libertad” de la que tanto
blasonan, se convierten en auténticos manipuladores del “pueblo soberano”,
ensalzando lo público y arremetiendo contra lo privado, entre otras cosas más.
Todo ello, claro, en beneficio de los intereses del partido y nunca en
beneficio de los verdaderos intereses de la nación.
Así nos está luciendo el pelo. Ahí tenemos como muestra el “gonzalato” y el
“zapaterato”, y ahora el “sanchismo”: bota, bozal, grillete,
oír, ver, callar, odio, y mentira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario