viernes, 21 de junio de 2024

La izquierda y la libertad


 

Una de las grandes mentiras de la izquierda es decir que quiere y respeta la libertad.

 En los distintos "mas-media", y también por las calles, se oyen discursos vocingleros que, entre otras cosas, transmiten subliminalmente que la izquierda tiene razón en todo. Las personas que no estén de acuerdo o discrepen, el insulto, la burla, y muchas veces la agresión, están servidos. Y a veces otras cosas peores.

Si “recuperamos la memoria democrática” de Su Sanchidad, se verá que en los tiempos nefastos de aquella I I República española dominada por la izquierda, no existía la verdadera libertad, ya que se cerraban periódicos, se asesinaba a gente por ser católicos y de derechas, etc, etc. Los partidarios de estas atrocidades aún siguen por ahí en estos momentos.

Es curioso ver cómo las gentes de izquierdas insultan y no pasa nada. Y no solamente insultan, sino que, amparándose en la “libertad”,  son intolerantes insoportables, además de sectarios intransigentes que odian todo lo que huela a diferencia con lo que ellos dictan y dicen.

Ahora se está viendo en España un partido populista, demagógico, bolivariano y de auténtica logomaquia, defendiendo un sistema que ha causado hambre, miseria, penurias y millones de muertos. Y a los que denunciamos esta farsa, se nos ataca, se nos insulta, etc, etc, porque sencillamente la izquierda sólo admite la “libertad” que ella quiere. Para este fin cuenta con una poderosa maquinaria basada en la ignorancia y en la estulticia del “pueblo soberano”. La telebasura, los “famosos” y la morfina del pueblo, es decir, el fútbol son el auténtico “panem et circenses” de estos tiempos.

Lo curioso del caso es que estos políticos izquierdistas presumen, de forma pedante y soberbia, de tener grandes dotes para la política, cuando la política es un extenso campo en el que abundan las marrullerías, los pactos contra natura, los teje- manejes, las triquiñuelas, las aporías, las aranas, los calambures y demás. En estas artimañas, más que inteligentes son más bien astutos. Y si están en la oposición, entonces la cosa ya es poco menos que esperpéntica,  porque con sus “grandes ideas” deslumbran e iluminan a los fanáticos papanatas del partido y a los “indecisos”.

Después, cuando llegan al poder, y en aras de esa “libertad” de la que tanto blasonan, se convierten en auténticos manipuladores del “pueblo soberano”, ensalzando lo público y arremetiendo contra lo privado, entre otras cosas más. Todo ello, claro, en beneficio de los intereses del partido y nunca en beneficio de los verdaderos intereses de la nación.

Así nos está luciendo el pelo. Ahí tenemos como muestra el “gonzalato” y el “zapaterato”, y ahora el “sanchismo”: bota, bozal,  grillete,  oír, ver, callar,  odio, y  mentira.



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