El título completo del libro es “Contra la balcanización de España. El asalto a la democracia”, autor D. Luis Pío Moa Rodríguez, editorial La Esfera de los Libros, 2.006, 224 páginas. Probablemente sea uno de los mejores libros del señor Moa, ya que nos cuenta y plantea, de forma muy rigurosa, las importantísimas cuestiones que están en la mente de muchos españoles.
Está dividido en capítulos, cuyos títulos son de por sí sumamente significativos: “La destrucción de la democracia en ‘Euskadi’ ”, “Carta abierta a un bellaco” (al señor Ibarreche), “La ETA y el nacionalismo catalán”, “El asedio a las libertades en Cataluña”, “El odio a España”, “El nacionalismo español” y “Qué hacer”.
El autor, ante la situación por la que atraviesa España, se hace una pregunta
muy concreta y muy necesaria: ¿estamos ante un inminente peligro de
desmembración y balcanización de España? Es decir, ¿podrá dividirse en
minúsculos estados, preñados de odio y resentimiento recíprocos, sin ningún
papel en el en el ámbito internacional? ¿Podría ocurrir también que fuese un
bocado apetitoso, por múltiples razones, para otras naciones?
A esto responde el señor Moa: “Suena imposible. España no es una
improvisación históricamente reciente sino una nación con un pasado muy largo,
mucho más cohesionada y también más próspera que Yugoeslavia; pero no
olvidemos, que ningún especialista en los Balcanes creía posible lo que allí
terminó ocurriendo”. Y continúa: “La realidad a afrontar es que hoy
España sufre una intensa ofensiva disgregadora, a cargo de los nacionalismos
vasco y catalán sobre todo, combinada por el exterior con el terrorismo
islámico y las apetencias marroquíes. Todos aspiran a convertir a nuestro país
en un mosaico de nuevos estados, devolviéndolo políticamente a la Edad Media,
pero invirtiendo el impulso medieval a la unidad. Entramos, así, en un período
de crisis después de un cuarto de siglo de democracia, cuando creíamos
estabilizado un Estado moderno y superados los problemas que llevaron a la
guerra civil”.
Estos intentos separatistas y disgregadores se recrudecen con la subida del
PSOE al poder, después de un bestial atentado terrorista, con el que, como dice
Moa “Ha cambiado drásticamente la política interior y exterior, quizás
el destino mismo de España”.
Este partido, que por definición es “internacionalista”, por el “buen hacer” de
ZP y sus “ad láteres”, se ha convertido en separatista. Y si no que se lo
pregunten a Redondo Terreros que, como se recordará, mantenía una postura
totalmente distinta en Vascongadas. Por eso se han deshecho de él.
También señala Moa, la complicidad no sólo de los socialistas, sino del también
llamado mundo “progresista”, y muy especialmente de los comunistas, con el
separatismo y el terrorismo islámico, al que se le justifica algunas veces por
aquello de los “legítimos derechos de los pueblos a la
autodeterminación libre”, y otras, mostrando un “pacifismo” trasnochado en
el apoyo a uno de los dos bandos en “lucha”, como era el caso antaño de la
“pacífica” Unión Soviética que celebraba el 1 de Mayo con desfiles militares de
una parafernalia de proporciones gigantescas: tanques, cohetes y todo tipo de
armamento.
Otro aspecto que aborda D. Pío Moa es el odio y los ataques de esta “progresía”
a la Iglesia cristiana, y concretamente a la Católica. Y dice:
“También sorprende sus destemplados ataques a la Iglesia en nombre del
progreso, en contraste con su simpatía o despreocupación ante la expansión del
Islam, considerando simples diferencias culturales prácticas como la poligamia,
el burka, el velo facial para las mujeres y hasta la ablación del clítoris o la
lapidación; o la falta de libertades en los países musulmanes, todos ellos
regímenes policíacos y extremadamente corruptos, a menudo pro terroristas, con
la muy relativa excepción de Turquía, semidemocracia tutelada por los
militares”.
También dice Moa que ante los separatismos catalán y vasco, “son los demócratas
quienes deben salir de la pasividad, por fastidioso que resulte lidiar con
tanta sandez y tanta demagogia”.
Y como dato curioso y anecdótico, el autor añade un sabroso texto de Sabino
Arana en el que se ve su desprecio por los catalanes. También nos comenta que
Carod-Rovira, o “Rubira”, se llama José Luis Pérez Díez, natural de Teruel,
hijo de guardia civil y que vivió su infancia en una casa-cuartel y, para más
INRI, estuvo en el seminario diocesano
Y el colofón de siempre: libro muy “ad hoc” para los tiempos actuales de esta
impresentable España, recomendado para los “historieteros” de las “memorias
histórica” y “democrática”.
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