Como ya saben Su
Sanchidad y su “complexo” hablan mucho del fango. Vamos a ver algo sobre este
asunto.
¿Cree usted, señor “fangoso” que una nación puede pensar en el bienestar, si no
hay ahorro, sobre todo por su banda?
¿Cree usted, señor “fangoso”, que persiguiendo y perjudicando al “fuerte”, el
“débil” va a salir con la suya?
¿Cree usted, señor
“fangoso”, que persiguiendo y acorralando a los ricos, los pobres se
beneficiarán? Si es así, los abrasará a impuestos.
¿Cree usted, señor
“fangoso”, que despilfarrando el dinero se pueden resolver los enormes
problemas en los que estamos inmersos?
¿Cree usted, señor
“fangoso”, que se puede hablar de concordia, de armonía, de fraternidad, de
afecto, de hermandad, etc, incitando de manera subliminal, y a veces a la cara,
a la refriega, a la batalla, al odio, al enfrentamiento, etc?
¿Cree usted, señor “fangoso”,
que se puede hablar de libertad, cuando a las personas, “personos” y “persones”
se les anula su emancipación política, su autonomía, sus sentimientos, su
independencia, etc?
A lo mejor usted piensa
en la idiosincrasia actual del “pueblo soberano” con sus muletillas “es lo que
hay”, “no me importa”, “no sé”, “dejemos las cosas como están”, “no me
interesa”, “no me atrae”, “no me seduce”, “no me fascina”, etc. Entonces sí que
habrá fango, pero el auspiciado por usted y su banda.
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