Después de haber leído varios libros sobre
marxismo-leninismo, hemos llegado a las siguientes conclusiones de que los
autores, salvo honrosas excepciones, son:
a).- Paupérrimos escritores aficionados.
b).- Mentes cuadriculadas y dogmáticas.
c).- Ven los sucesos, sean del carácter que sean, en
blanco y negro.
d).- Son prepotentes, pedantes, vanidosos, fatuos, petulantes,
jactanciosos, engreídos, etc.
e).- Bajo los mismo esbozos y bosquejos, enfocan y analizan
cualquier asunto o tema.
f).- Cuando escriben sobre personajes y hechos, lo hacen
con gran incoherencia e inconsecuencia, ya que emplean códigos distintos, no
admitiendo briznas y, sin embargo, tragando camellos.
g).- Son incapaces de analizar imparcial y
objetivamente, ya que están bajo la presión y opresión de unas ideas
tendencialmente dictatoriales que no admiten ni libertades ni discrepancias, y
sí bozales, grilletes y zahúrdas. A pesar de todo esto, se pintan como demócratas
y republicanos.
h).- El sentido común, punto de partida básico de
cualquier argumento y razonamiento, lo tienen infectado por una teoría brusca y
áspera, además de decimonónica.
i).- Tienen la presunta seguridad y certeza en todo lo
que escriben y dicen, certeza y seguridad propias de filosofillos vanos,
neófitos, atrevidos, intrépidos, osados y temerarios.
j).- Como defensores de un credo desmoronado, extinto,
derrumbado y desplomado, destilan una pócima amarga y una ortodoxia fanática e intransigente.
k).- Sus comentarios, reseñas, notas, etc, son siempre
sesgados.
l).- Son proclives a afrontar temas y cuestiones
candentes sin descubrir el panorama en el que se inserta e incluye el punto discutible y polémico.
m).- No admiten la opinión, ni pensamiento, ni la disconformidad
de verdaderas autoridades sobre ciertos temas, principalmente históricos y
políticos.
n).- El estilo de crítica es facilón, populista,
inmaduro y muchas veces ignorante.
ñ).- Quieren transmitir la impresión de que se preocupan
por diversos y asuntos y temas, pero incurren el error de atraerlos a su modo y
manera de pensar.
o).- Tienen errores y meteduras de pata, como toda
persona, de las cuales no se retractan ni rectifican, a pesar de que se lo
hayan indicado y advertido varias veces.
p).- Odian mucho, aunque lo nieguen.
q).- Divulgan, transmiten y promulgan ideas basadas en
falsedades, calumnias, falacias, sofismas, mentiras, embelecos, tergiversaciones
o medias verdades.
r).- Tienen una tremenda facilidad para aceptar lo que
“se dice” y darlo por bueno. No digamos ya nada del sofisma “ad verecundiam”:
lo dijo Blas, punto redondo, siendo Blas, Marx, Lenin, Stalin, Mao, Fidel
Castro, etc.
s).- Cuando un
asunto no les convence, dispersan y difunden una capa de mentiras, ficciones,
invenciones, falacias, falsificaciones, distorsiones, medias verdades, etc,
etc.
t).- El virus ideológico del que están contagiados, les causa
tal pasión, ardor y entusiasmo, que les roba el juicio, el discernimiento, la
comprensión, la sensatez, etc.
u).- Como apasionados y fanáticos, tienden a desalojar la
realidad por sus ideas, juzgando a todo bicho viviente por lo que ellos piensan.
Ya saben lo que decía el monstruoso Lenin cuando le dijeron que la realidad
demostraba que sus planteamientos eran falsos: “Lo siento por la realidad”
v).- En vez de usar la palabra para esclarecer y
explicar lo tenebroso y sombrío, y aclarar lo confuso, la usan para enmarañar y
enredar más las cosas, por mor de sus ofuscaciones y cegueras ideológicas.
En fin, les vienen muy bien unas palabras pronunciadas
hace casi 400 años por el historiador y poeta escoces William Drummond:
“El que no quiere razonar es un fanático; el que no sabe
razonar es un necio; el que no se atreve a razonar es un esclavo”.
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