lunes, 9 de mayo de 2022

Tiempos de Gramsci


 Como ya saben, Antonio Gramsci fue un teórico marxista y uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano, amén de ser también uno de los primordiales creadores, organizadores y promotores de la revolución cultural marxista del siglo XX.

Decía que el primer paso que había que dar era trastocar y cambiar  culturalmente a la sociedad civil, para luego usurpar, conquistar y asaltar el poder. Resumiendo: para imponer el comunismo había que vigilar, intervenir y controlar todas aquellas instituciones, organismos, corporaciones, etc, de los que se vale dicha sociedad civil para comunicarse, informarse, relacionarse, instruirse, adquirir cultura, etc. Es decir, sería tomar el control de los “mss-media”, amén de controlar también cualquier tipo de agrupaciones de ciudadanos, así como controlar espectáculos, libros, museos, exposiciones, etc. Además, este control inspeccionaría y vigilaría escuelas, universidades y demás centros docentes. Era lo que él llamaba “la rivolta culturale”.

Dicho lo anterior, y como ya sabrán también, el informe de Reporteros sin Fronteras, organización de origen francés fundada en 1985, con sede en París, cuyo objetivo es defender la libertad de prensa en todo el orbe, publicó el día 3 de este mes de mayo un informe en el que aparece España en el puesto trigésimo segundo del mundo en libertad de prensa, descendiendo tres puestos con relación al año anterior. Evidentemente esto no es de extrañar visto el hatajo de ignorantes, “ignorantas”, indoctos, indoctas e “indoctes”, incultos, incultas e “incultes”, etc, que tenemos en este desgobierno.

Ese trigésimo segundo “puestazo” tiene varias explicaciones, causas y motivos. A saber:

a).- Polarización de los “mas-media” para concentrar la atención del “pueblo soberano” sobre asuntos que interesen al desgobierno.

b).- Información falsa sobre temas políticos, sociales y económicos.

c).- Muchos de los “mass-media” no saldrían a la calle ni sobrevivirían sin los soportes, sostenes, apoyos, sustentos de ya sabemos quién, lo que les hace ser dependientes políticamente, transmitiendo datos “escrupulosos” y “fieles”. Podíamos añadir más cosas.

En fin, y como ya saben, en una verdadera democracia, la libertad de expresión y el respeto son básicos, pero aquí tenemos ahora gente fanática, sectaria, intransigente, arrogante, petulante, megalómana, despótica, mandona, superficial, vana y todo lo que ustedes quieran añadir.

En fin, la mentira ha acampado en el espíritu de la política. Y así nos luce el pelo. Tal parece que volvemos a los tiempos de Gramsci, por muchos que nos hablen de la España del 2030 o de la del 2050. Ya nos entienden.

Y terminamos con una frase de Platón: “Hay en cada uno de nosotros, incluso en los que parecen más moderados, un tipo de deseo que es terrible, salvaje y sin ley”. El que quiera entender que entienda.



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