domingo, 15 de mayo de 2022

Las apariencias


 Vivimos en unos tiempos  de apariencia y ostentación, en los que es más importante el aparentar que el ser.

En el aspecto político, el asunto es ya de locura. Cualquier “político” que salga a la palestra, y según el partido al que pertenezca, se acepta o se rechaza a ciegas su opinión sobre cualquier asunto, antes que analizar lo que está diciendo. Los estómagos agradecidos jamás harán ningún análisis verdadero e imparcial. Lo que les importa es medrar a costa de lo que sea. Lameculos, rastreros y tiralevitas, siempre los hubo y los habrá.

Los controladores de los “mass-media” saben mucho del servilismo del “pueblo soberano”. Con media docena de tópicos típicos, se activan rápida e inmediatamente las conciencias del electorado.

Estos especuladores políticos, al igual que los económicos, lo único que persiguen son las ganancias, en este caso las electorales. Nada importa que esté sobradamente demostrado que determinadas opciones políticas hayan sido un desastre tanto a nivel mundial como nacional.

En el terreno social, y por mor de la falta de principios éticos y morales, hay muchas personas que lo pasan muy mal por no poder sostener y sustentar su apariencia, su aspecto, su figura, su empaque . . . ya sea de triunfo, de conocimiento, de fortaleza, de trabajo, de felicidad familiar, de asuntos y cuestiones económicas, etc, etc, habiendo gente que efectivamente valora las apariencias, no sabemos si por ignorancia o por ineptitud.

En fin, hay muchas personas del “pueblo soberano” que, por mor de las apariencias, no se percatan de la realidad, lo que conlleva a considerar, pensar y suponer calidades, rasgos, particularidades, bondades, maldades, cosas positivas o negativas, etc, de ciertas personas que las pueden arrastrar a sus entornos. El juzgar y evaluar de forma y manera objetiva, imparcial y  justa, es como pedir peras no al olmo, sino a la mismísima secuoya.

Obviamente, de todo esto, y de otras cosas, se aprovecha la casta política. Para eso están los medios de difusión, que más bien son de confusión, el populismo, la demagogia y la logomaquia.



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