Como ya sabrán, el desgobierno de su “Sanchidad” ha galardonado al emir de Qatar, Tamim Bin Hamad Al Thani, con el Collar de la Orden de Isabel la Católica, que es una distinción con el fin de “premiar aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil, realizados por personas españolas y extranjeras, que redunden en beneficio de la Nación o que contribuyan, de modo relevante, a favorecer las relaciones de amistad y cooperación de la Nación Española con el resto de la Comunidad Internacional”.
Como ya sabrán también, Qatar es una monarquía absoluta que lleva
gobernando años y más años, y cuya religión dominante es la islamista profesada
por casi el 80 % de sus habitantes. Allí
no existe ni feminismo ni igualdad. Lo que sí existe es una discriminación
hiriente de la mujer, que está sometida a la autoridad y dominio del varón, que
es el que dice y consiente a dónde debe ir, con quién tiene que casarse, dónde
y cómo tiene que trabajar, etc, etc.
Por otra parte, el Código Penal de ese país islámico contempla las
relaciones homosexuales como un delito que puede ser castigado hasta con siete
años de cárcel. Es decir, que el ministro del Interior de este desgobierno, y
algunos otros políticos españoles, serían hechos prisioneros en aquel país al
que se le ha concedido dicho Collar.
¿Qué dicen a todo esto las feministas, “feministos” y “feministes”, y los
colectivos LGTB? Pues sencillamente nada.
Visto lo anterior, esta condecoración, galardón, o como quiera ustedes
llamarlo, nos huele un poco a zurrón de peregrino. Y decimos esto porque, como
ya sabrán también, Qatar cuenta con la tercera reserva mundial de gas natural,
y tal como está el asunto “gaseoso” con Marruecos, Argelia, Rusia, etc, a lo
mejor con tal premio nos “gasean”, oiga.
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