Como decíamos en la entrega anterior, en esta última veremos los motivos por los que Cervantes fue encarcelado de nuevo. Como ya dijimos, había encontrado el trabajo de recaudador de impuestos, trabajo repudiado y denostado por todo el mundo. Pues bien, el motivo de tal encarcelamiento era que no dominaba la aritmética, y las cuentas de las recaudaciones no le cuadraban. Fue absuelto, pero tuvo que pagar una multa de 6.000 reales.
Para evitar caer otra vez en el mismo error, el dinero
que iba recaudando del cobro de impuestos, lo iba depositando en un banco
sevillano que quebró, por lo que Cervantes fue encarcelado de nuevo. En este
nuevo encarcelamiento fue donde aprendió el argot y la jerga de todo tipo de ladrones, malhechores,
gitanos traficantes, arrieros borrachos, etc, etc. Su imaginación y fantasía
empezaban a viajar. Estaba madurando la gran obra de su vida: el fantástico
caballero se asomaba cabalgando por La Mancha, seguido de un escudero montado
en un asno. Cervantes a la sazón contaba 58 años.
Cuando empezó la obra, estaba rodeado de mujeres que,
a pesar de sus charlas ruidosas y un tanto alborotadas, no distrajeron a Cervantes
ni un ápice. Estas mujeres eran sus dos hermanas, ya mayores, una sobrina, su
hija Catalina, y su esposa.
Y por fin salió a la luz su obra magna: Don Quijote se publicó en 1605 y su fama
fue tan grande que el público pedía más aventuras del caballero andante. Ante
tal éxito, Cervantes prometió una segunda parte.
Mientras la escribía, se enteró de que esa segunda
parte ya estaba en las librerías y se vendía con toda rapidez. Se extrañó
muchísimo de esta circunstancia, hasta que descubrió el fraude: un sujeto que
se hacía llamar Avellaneda lo había publicado. Y lo había hecho mofándose de
Cervantes, la vez que contaba verdaderas
indecencias de D. Quijote y de Sancho.
Indignado y enfadado, Cervantes concluyó la segunda
parte, que resultó ser tan bueno o mejor que la primera.
Como ya saben, esta obra se ha traducido a todas las
lenguas y su personajes pintados por los
Goya, Dalí, Doré, etc. Además esta joya de la literatura mundial ha sido
expuesta en el cine, en la ópera, en la radio y en el teatro.
Cervantes murió
de diabetes el 23 de abril de 1616 a la edad de 69 años en la más absoluta
pobreza.
En fin, estas tres entregas han sido una pequeña
biografía de uno de los genios más grandes de la literatura universal, del que
poco saben los “telefonópatas” y “botelloneros” de nuestros días.
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