De Cervantes poco saben los “botelloneros” de estos tiempos, a excepción de que escribió “El Quijote” y nada más. De su texto y enseñanzas no tienen ni idea. Lo hemos comprobado.
Nació Cervantes el 29 de setiembre de 1547 en Alcalá
de Henares, y falleció en Madrid el 23 de abril de 1616. Es autor de la obra de ingenio más leída en
el mundo en la que aparecen casi setecientos personajes. Su gracejo y también
ingenio, como ya dijimos, queda expuesto en la descripción que Cervantes hizo
de sí mismo cuando estaba escribiendo “El Quijote”:
“De
rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres
ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada, y las barbas de plata que no
ha veinte años fueron de oro, de bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes
no crecidos, porque no tiene sino seis y éstos mal acondicionados y peor
puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; de cuerpo
entre dos extremos, ni grande ni pequeño, la color viva, antes blanca que
morena, algo cargado de espaldas y no muy ligero de pies”.
Los primeros recuerdos de Cervantes se refieren a su
padre, cirujano de profesión, pero de escasos ingresos, cuando un día le vio sacando
varias cosas de la casa y llevarlas a un prestamista. Posteriormente fue encarcelado por deudas,
con lo que Miguel, junto a sus hermanas Luisa y Andrea quedaron en la más
absoluta indigencia.
A pesar de estas dificultades, Miguel consiguió ir a
la escuela. Hay quien sostiene que pudo haber estudiado en la Universidad de
Salamanca, costeando sus estudios con el dinero que sacaba como criado de ricos
estudiantes. Parte de este dinero lo gastaba asistiendo al teatro, del que
aprendió cosas que posteriormente le valdrían mucho.
Luego se fue a Italia, en la que España tenía muchas
guarniciones, alistándose en el ejército, lo que le produjo vestir con cierto
decoro y comer asiduamente.
Por aquellos años, en 1571, la cristiandad se veía en peligro por la
agresión turca. El sultán Solimám I I, quería derribar la Cruz de San Pedro de
Roma y poner en su lugar la media luna. Como ya es sabido, España envió navíos
capitaneados por Don Juan de Austria, que era hermanastro de Felipe I I. En uno
de dichos navíos se embarcó Miguel de Cervantes Saavedra.
Cerca de las costas de Grecia, concretamente en
Lepanto, la flota española, junto con la de Venecia y los Estados Pontificios,
se encontraron con los turcos, produciéndose la más cruel y sangrienta batalla
que se había celebrado hasta esos momentos.
Miles y miles de cristianos y turcos murieron en combate cuerpo a
cuerpo, combate que tenía lugar sobre las cubiertas de las naves, que poco a
poco se iban hundiendo. Al empezar los combates, Cervantes se encontraba en la bodega
de uno de los barcos afectado de fiebre palúdica. A pesar de esto, salió a
cubierta, recibiendo dos tiros en el pecho, a la vez que un tercero le
destrozaba el brazo izquierdo.
Continuará.
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