Hemos escrito muchos artículos sobre marxismo, y no nos cansaremos de hacerlo. El fanatismo, la pedantería, las distorsiones y los embrollos que hay sobre él, son de lo más curioso, por no decir otra cosa.
Para empezar diremos que, dentro
de la doctrina marxista, hay tres bandos: los marxistas, los leninistas y los
marxistas-leninistas, dándose la circunstancia de que un porcentaje elevadísimo
de estos bandos, han leído cuatro cosas sobre el tema, pero sin entender nada de
nada, quedándose con media docena de tópicos típicos.
Los marxistas acusan a Lenin de
haber introducido en su doctrina tres asuntos que, según ellos, nada tenía que
ver con el judío Marx. El primero sería la acción revolucionaria; el segundo,
la probabilidad de la implantación del socialismo en los países poco
desarrollados, y el tercero la creación de un partido de “nuevo tipo”, que sería la vanguardia del proletariado mundial.
No cabe duda que estos tres
asuntos de los que se culpa al criminal Lenin, son una memez, ya que es
sobradamente sabido, y perfectamente demostrado, el objetivo revolucionario del
marxismo. Decir a estas alturas, como comentan algunos pedantes marxistas, que
Marx pensaba que el paso del capitalismo al comunismo sería un proceso por
evolución, es una auténtica boutade. Si efectivamente creyese en ese
“evolucionismo”, las expresiones o frases como “expropiación de los expropiadores”, “la dictadura del proletariado”,
“el salto dialéctico” y un larguísimo etc, no son precisamente un camino
pacífico y de no violencia.
Por otra parte, como es también
sabido, el motor central del marxismo, es decir, la lucha de clases, tampoco se
caracteriza precisamente por la paz y la bondad. Además, si este sujeto fuese
realmente un tipo pacífico, no hubiese reaccionado de la forma que lo hizo
cuando “La Comuna de París”, que tuvo
lugar entre el 18 de marzo de 1871 y el 28 de mayo de ese mismo año,
manifestando que tal acontecimiento parisino había sido el primer caso y el
primer ejemplo de la toma del Estado por el proletariado. Recordemos que aquel
luctuoso acontecimiento dejó más de 30.000 muertos.
Además de lo anterior, si se lee
el libro de Lenin intitulado “El Estado y
la Revolución”, Alianza Editorial, 184 páginas, escrito en el verano de
1917, cuando estaba en situación clandestina en Finlandia, se verá que el
citado libro está lleno de citas textuales de Marx, además de ser una
plasmación de la teoría marxista. Para muestra, no hay nada más que leer el
Capítulo I intitulado “La sociedad de
clases y el Estado”, y concretamente el apartado 4 “La extinción del Estado y la revolución violenta”.
Continuará.
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