Y
seguimos con la ley del silencio que ya viene desde los tiempos del “gonzalato,
del “zapaterato” y actualmente del “sanchismo”.
El
silencio de los “mass-media” cuando un asunto no interesa ni al gobierno de
turno, ni a los sindicatos, ni a los “artiscejos”, ni a los paniaguados, ni a
los distintos “colectivos”, etc, etc, es proverbial. Y es que de esos
“mass-media”, el que más daño hace es “el ente”, es decir, la TV estatal.
Es
curioso, e inconcebible, oír a personas que están viendo todo el día los
programas de “famosos”, decir que eso “es la realidad”. El daño que está haciendo
“el ente” es de lo más destructivo, ya que crea en las personas una especie de
drogo-dependencia de difícil curación.
Lo que
busca “el ente” no es la noticia limpia y aséptica, o la información
contrastada y veraz. Esto no le interesa al “pueblo soberano”. De lo que se
trata es de provocar la admiración, el impacto, la comidilla, el cotilleo, etc.,
valiéndose de todo lo habido y por haber: desde la destrucción de valores y
principios, hasta el lavado de cerebro con derbis futboleros y demás.
Y aquí
viene una de las causas que en su día generaron esta monstruosa crisis: no hay
que reparar en gastos en lo que a los “mas-media” se refiere, especialmente en
lo tocante a la TV. Hay que tener a los medios controlados y sujetos por los
dídimos y no hablar de las cosas importantes, y sí hablar de hechos sucedidos
hace 75 años desenterrando muertos de un solo bando, claro, o dar publicidad a
las manifestaciones de ciertos “colectivos” antinaturales.
En fin,
de los problemas reales y del acontecer diario, silencio.
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