sábado, 5 de marzo de 2022

Personajes históricos. Hernán Cortés ( I I )


 En la anterior entrega decíamos que en ésta veríamos cómo se las había arreglado Hernán Cortés para salir victorioso después del primer ataque de los indios. A pesar de la enorme diferencia entre atacantes y atacados, Hernán Cortés logró burlar a los indios atacándoles por retaguardia con caballos, comenzando a huir totalmente aterrados.

La razón de esta huida y de este miedo de los nativos no fue otro que nunca habían visto un caballo, y al ver semejante animal sobre el que iba un jinete con su armadura que les cubría el rostro, pensaron que eran unos auténticos monstruos. Cortés se dio cuenta de esta circunstancia, lo que le hizo que cuando moría algún caballo en algún combate, rápidamente lo enterraban para que no lo viesen los indios.

Una vez ganada la batalla, Hernán Cortés inició conversaciones con las distintas tribus, diciendo que los españoles querían tratarlos como hermanos. Al día siguiente del inicio de dichas conversaciones, llegaron al campamento de Cortés varios jefes de tribus con obsequios: pavos, aves, e incluso tortas de maíz. Este detalle, y por el tipo de obsequios, denotaban que los nativos consideraban a los españoles poco menos que seres sobrenaturales, circunstancia esta que fue aprovechada hábilmente por Hernán, diciéndoles a los pobres indígenas que los “portarrayos” estaban muy enfadados con ellos por haberlos atacado, y que tenía dificultades para contener los rayos mortales que llevaban consigo. Para impresionarlos con este argumento, y mientras hablaba, a una señal convenida hizo que se disparase el cañón más potente, lo que hizo que los nativos se postrasen a sus pies pidiendo perdón.

Otra estratagema empleada por Cortés, mientras hablaba con los nativos, fue esconder detrás de una sebe una yegua en celo, haciendo pasar por un caballo, quien al oler a la hembra, comenzó a dar saltos y a relinchar ante el sombro de los indios. Cortés se levantó y hablando y acariciando al animal logró calmarlo. Los nativos quedaron totalmente convencidos de que este hombre tenía un poder sobrenatural y que no convenía luchar contra él, volviendo a darles más regalos, trayéndoles 20 hermosas mujeres jóvenes, destacando entre ellas Marina que, además de su belleza, poseía una gran inteligencia ya que hablaba las lenguas azteca y maya, aprendiendo rápidamente el castellano. Pronto se convirtió en una fiel compañera de Cortés actuando de intérprete y de embajadora.

Entre los últimos regalos, además de las jóvenes, los nativos les entregaron oro. Al preguntarles dónde lo habían conseguido, respondieron: “Moctezuma, México”.

En la próxima entrega veremos a los emisarios de Moctezuma dirigirse a los españoles, pidiendo Hernán Cortés entrevistarse con él.

Continuará.



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