Como decíamos en la anterior entrega, en ésa veremos más
aspectos de la ciencia del siglo XIX.
En este siglo se comenzó a estudiar cómo estaban
unidos los elementos que formaban los compuestos químicos, descubriendo que las
proporciones eran las mismas cuando se trataba de producir uno determinado.
Así, por poner un ejemplo muy sencillo, el agua está formada siempre de dos
partes de hidrógeno por cada una de oxígeno.
Esta particularidad fue la que llevó a John Dalton
(1766-1844), químico inglés, a formular una nueva teoría sobre la estructura de
la materia, que estaba compuesta por pequeñísimas partes (átomos), siendo estos
átomos distintos en cada elemento, ya que dichos átomos se diferenciaban en
peso, tamaño y forma de combinarse, según el elemento de que se tratase.
(Conviene decir que las teorías atómicas
actuales difieren de la de Dalton, aunque están basadas en las ideas de
éste).
El químico ruso Dimitri Mendeleyev (1834-1907), hizo
un catálogo de los elementos que se conocían según el peso de sus átomos,
empezando por el más ligero y terminando por el de más peso. Hizo una tabla con
dichos elementos, pero se dio cuenta que existían lugares vacíos. Dedujo que
tales vacíos correspondían a elementos que existían, pero que todavía no se
habían descubierto. Y tuvo razón, ya que algunos años después se descubrieron
más.
También el siglo XIX destacó en el estudio de la luz. Así, tanto el inglés Thomas Young
(1773-1829, como el francés Augustin Fresnel (1788-1827), demostraron que la
luz se movía y se desplazaba a través de ondas.
Esto produjo cierta extrañeza en algunos científicos,
porque el desplazamiento tenía que hacerse a través de algo, de la misma manera
que una onda se desplaza en el agua cuando se tira algún objeto. Entonces
pensaron que el tal desplazamiento de la luz era porque el espacio estaba lleno
de “éter”, que era una materia
similar al gas, pero carente de peso. Esta creencia persistió hasta el siglo
siguiente.
Posteriormente, otro inglés, Michael Faraday
(1791-1879, dijo que el “éter” estaba
compuesto de “líneas” de fuerza,
explicando, por ejemplo, que la atracción magnética se manifestaba a distancia. Esto le llevó a
descubrir cómo se podía producir
corriente eléctrica a través de un imán con una espiral de hierro. También
descubrió la “inducción electromagnética”,
que es la capacidad de la corriente eléctrica para generar otra, inventando el
generador eléctrico.
Por otra parte, la ley de la conservación de la
energía se formuló a mediados del siglo, concretamente en 1840. Dice esta ley
que la energía puede pasar a distintas formas sin que se cree ni se destruya la
materia, demostrando con esto la íntima relación entre todas las
manifestaciones de la energía, tales como calor, electricidad, luz, energía
mecánica, magnetismo, etc.
En la próxima entrega comentaremos un poco más
detalladamente la ciencia en el siglo XX
Continuará.
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