jueves, 3 de marzo de 2022

Lo que no se cuenta ahora. El reloj ( y I I )


 Y terminamos con este aparatito. Los bizantinos, aunque no es seguro, inventaron el reloj de combustible, que no era otra cosa más que cirios, candelas o lámparas de aceite, que al consumirse marcaba el paso del tiempo.

En el siglo VII aparece el primer reloj hidráulico de fabricación japonesa, si bien hay quien dice que un siglo después apareció en Italia el reloj mecánico, al que hace referencia Dante en su “Paraíso”. Siete siglos después, hacia la mitad del XIV, aparece en Francia el reloj de arena. Todo esto está un tanto confuso.

 Y por fin llegamos a nuestros días con el reloj atómico. Los relojes atómicos están basados en la resonancia magnética de átomos y moléculas, que vibran con una frecuencia precisa y constante. Los primeros relojes de este tipo utilizaban el cesio como motor, pero posteriormente se utilizó el estroncio. El caso es que estos aparatitos tienen una precisión que creemos que nunca nadie podrá comprobar, porque se dice que pueden atrasar o adelantar un segundo cada 300 millones de años o, en el caso del reloj basado en el átomo de aluminio, cada ¡¡¡ 3.700 millones de años, casi la edad de la Tierra !!!

 Continuará.



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