Y continuamos ilustrando al doctor Sancheznstein animándole a que lea los libros mencionados en la primera entrega, en la que decíamos que en una serie de ellas íbamos a ver lo que dicen esos libros, amén de ciertos periódicos de la época tales como “Mundo Obrero”, “El Socialista”, “El Debate”, “La traka”, etc.
El libro siguiente que
relacionamos en la primera entrega es “¿Por qué fracasó la I I República? Historia
documentada de sus errores”, autor José Antonio Navarro Gisbert, Ediciones αltera S.L., 2005, 689
páginas, prologado por Stanley Payne.
El caos era tal, que la acción de las masas se imponía
a la acción del Gobierno, quedando éste totalmente desbordado. El historiador
socialista Ramos Oliveira, dice lo siguiente (página 534):
En
las ciudades ardían otra vez conventos e iglesias, se propagaban las huelgas
violentas y se acometían a tiros las facciones políticas, a veces dentro de un
mismo partido o en el seno de la clase trabajadora.
Los diputados se injuriaban y se agredían de
obra; cada sesión era un tumulto continuo; y como casi todos los
representantes, cabales representantes de la nación iban armados, podía temerse
cualquier tarde una catástrofe. En vista de la frecuencia con que se exhibían o
insinuaban las armas de fuego, se adoptó la denigrante precaución de cachear a
los legisladores a la entrada. Superfluo es anotar que la exaltación de los
espíritus condenaba al Parlamento a esterilidad absoluta”.
¿Era este el “vínculo luminoso de nuestro pasado”, doctor? Ya lo decía
Pitágoras: “Un tonto es conocido por su discurso, y un
hombre sabio por su silencio”.
Continuará.
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