Uno de los pocos verdaderos republicanos fue el gran filósofo Ortega y Gasset, al que hemos dedicado varios artículos intitulados “Sobre Ortega y Gasset”, insertados en este blog con fechas 21 de mayo al 8 de junio del año 2.019, y que a lo mejor algunos de ustedes habrán leído.
Como el asunto del separatismo, del nacionalismo, o
como quieran ustedes llamarlo, está en el “candelabro” (un votante del PSOE
dixit), vamos a recordar un discurso suyo pronunciado en las Cortes el 13 de
mayo de 1932. Decía Ortega:
"¿Qué es el nacionalismo
particularista? Es un sentimiento de
dintorno vago, de intensidad variable, pero de tendencia sumamente clara, que
se apodera de un pueblo o colectividad y le hace
desear ardientemente vivir aparte de los demás pueblos o colectividades.
Mientras éstos anhelan lo contrario, a saber: adscribirse, integrarse, fundirse
en una gran unidad histórica, en esa radical comunidad de destino que es una
gran nación, esos otros pueblos sienten, por una misteriosa y fatal
predisposición, el afán de quedar fuera, exentos, señeros, intactos de toda
fusión, reclusos y absortos dentro de sí mismos. Y no se diga que es, en
pequeño, un sentimiento igual al que inspira los grandes nacionalismos, los de
las grandes naciones, no; es un sentimiento de signo contrario. Sería
completamente falso afirmar que los españoles hemos vivido animados por el afán
positivo de no querer ser franceses, de no querer ser ingleses. No; no existía
en nosotros ese sentimiento negativo, precisamente porque estábamos poseídos
por el formidable afán de ser españoles, de formar una gran nación y
disolvernos en ella. Por eso, de la pluralidad de pueblos dispersos que había
en la Península, se ha formado esta España compacta. En cambio, el pueblo
particularista parte, desde luego, de un sentimiento defensivo, de una extraña
y terrible hiperestesia frente a todo contacto y toda fusión; es un anhelo de
vivir aparte. Por eso el nacionalismo particularista podría llamarse, más
expresivamente, apartismo o, en buen castellano, señerismo.".
El que quiera entender, que
entienda.
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