domingo, 16 de mayo de 2021

“La Europa de Lenin” ( I )


 

Así se intitula el libro de Fernando Díaz-Plaja, Editado por Plaza & Janés, S.A., Editores, 1970, 195 páginas, aunque al final del libro figuran los apartados “Índice” y “Obras de Fernando Díaz-Plaja”, que están sin numerar.

Vamos a dedicar unas entregas a este magnífico libr, en cuya contraportada se lee:

“Fernando Díaz-Plaja – novelista, ensayista, profesor, periodista e inteligente trotamundos – nos ofrece en este libro el fruto de sus recientes viajes por la Europa situada al otro lado del ‘telón de acero’, la Europa de Lenin, como la denomina el autor. D la mano de Díaz-Plaja visitaremos Yugoslavia, Bulgaria, Rumania, Checoslovaquia, Hungría, Polonia y, por último, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, ese curioso mundo marxista, tan cercano en la geografía como lejano en el espíritu. Entraremos en contacto con trabajadores, intelectuales, campesinos, guías del ‘Intourist’; y de sus respuestas y los atinados comentarios del autor, obtendremos una idea cabal de cómo vive ese cosmos cerrado, tan distinto al occidental”.

El libro consta de 32 apartados, todos ellos muy interesantes. Destacaríamos “Catolicismo y comunismo”, páginas 92 a 96; “Visita a la URSS”, páginas 102 a 110, y “Notas soviéticas. Resumen y colofón”, páginas 189 a 195.

En el primer apartado, “Catolicismo y comunismo”, nos comenta el autor la tarea de gobierno comunista polaco de luchar contra el catolicismo, ya que la población de este país es prácticamente católica. En la página 93 se lee:

“Sí. La tarea es difícil; el gobierno comunista la ha afrontado concierta diplomacia porque sabe que un ataque frontal sería desastroso. Su propaganda se esfuerza en asociar el nombre de catolicismo con el Gobierno anterior a la guerra, presentando a la Iglesia como amiga del mundo reaccionario, de los ricos y de los terratenientes. Pero esta es agua pasada que no mueve molino. El gran triunfo habría sido poder ligar el nombre del odiado enemigo con el episodio de la guerra y el agresor hitleriano”.  

En la página 96 nos habla el autor del comunista Gomulka, secretario general del partido, y del cardenal Wyszynsky, querido y admirado por el pueblo:

“Gomulka tiene el ejército, la policía, tropas soviéticas en los bosques de Polonia, los grupos de choque del partido. Wyszynsky no tiene más que su voz, su pluma, su anillo pastoral . . .”

Continuará.



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