Vamos a dedicar unas entregas a transcribir lo insertado en varios periódicos que tenemos archivados en nuestra hemeroteca, sobre temas y asuntos políticos, sociales, deportivos, religiosos, etc. Hay que recuperar “la memoria histórica”, oiga.
En el diario “La Nueva España” de fecha 17 de
noviembre de 1993, miércoles, en el apartado “FIRMAS”, página28, figuran cuatro
artículos, como pueden ver en la imagen. Vamos a transcribir el intitulado “Prostituirse
para jugar”, escrito por Carmen Ferreras.
“Si no lo veo, no lo creo. Pero lo estoy
leyendo. Y lo que leen estos mis clisos me espeluzna. Y lo que me espeluzna lo
ha hecho público precisamente una mujer. Esta mujer es ni más ni menos que la
viceconsejera de Administraciones Públicas del Gobierno Canario. Nadie como
ella para salir a la palestra y decir lo que ha dicho. Doña Ana ha dicho que
existen indicios de que amas de casa de la isla de Gran Canaria se prostituyen
para poder jugar al bingo.
El asunto no es como para tomárselo a risa
y, por supuesto, no se trata de ninguna broma. Cuando la ludopatía ha hecho
presa en la persona, ésta no duda en hacer lo que sea con tal de seguir
adelante. El hombre suele robar. La mujer, además, se prostituye. Quizá no hay
nada peor, salvo que se caiga en la espiral de la droga como correo de
semejante dictadura.
Mientras el marido se va a ganar el pan
con el sudor de su frente, la mujer, en lugar de hacer las camas y atender las
cosas de la casa, se prostituye. Es la forma mejor de sacar los cuartos
necesarios con los que poder alimentar por la tarde su ludopatía. Y no vaya
usted a creer que eso sólo ocurre en la isla de Gran Canaria. Me parecería
incluso ofensivo. Eso, también ocurre en Castilla y León, y en Andalucía, y en
Levante, y el País Vasco y en Cataluña, y en Madrid. Se cuentan por miles los
matrimonios que de Norte a Sur y de Este a Oeste del país sufren el mismo
problema.
Un problema que se agudiza con la crisis y
la pérdida de trabajo del cabeza de familia. El secretismo y la ocultación
envuelven el problema que la familia trata de tapar como sea, a veces sin
buscar las soluciones debidas. Sobre todo, cuando la mujer ha saltado unas cuantas
berreras por lograr lo que necesita. El fenómeno ha sido objeto de estudio. Se
han creado las asociaciones de ludópatas rehabilitados, pero cuando la mujer ha
transgredido las reglas, ha sobrepasado los límites permitidos, el complejo de
culpabilidad permanece haciendo muy difícil su total ‘curación’. Hay que
enfrentarse con valentía a los hechos y hacer como ha hecho el Gobierno de
Canarias, denunciando unos indicios más que razonables. Pero esa valentía no la
tienen todos los gobiernos, lamentablemente. En el caso canario el peligro se
acentúa al haberse detectado la creación de asociaciones de vecinos que tan
sólo son una tapadera para este tipo de juego. Y a lo mejor hasta piden subvención
municipal llegado el caso. El problema es preocupante, gobiernos y sociedad
tienen la última palabra, como con la droga”.
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