Y continuamos ilustrando al doctor Sancheznstein
animándole a que lea los libros mencionados en la primera entrega, en la que
decíamos que en una serie de ellas íbamos a ver lo que dicen esos libros, amén
de ciertos periódicos de la época tales como “Mundo Obrero”, “El Socialista”,
“El Debate”, “La traka”, etc.
El libro siguiente que
relacionamos en la primera entrega, es “La velada de Benicarló. Diario de la guerra de
España”, autor
Manuel Azaña. En las páginas 109 y 110, nos cuenta el doctor Garcés:
“En efecto, siempre pasa lo mismo, no
solamente en materia de crímenes, sino en la totalidad del curso
revolucionario y en su desenlace. Lo importante en una revolución es su
contenido político, su pensamiento, su autoridad, su capacidad organizadora y
su eficacia con respecto de los fines que la desatan. En todos estos capítulos,
el haber de lo que ustedes llaman revolución, viene a ser cero, como no presente
todavía un desfalco. Si ustedes se empeñan en poner en la cuenta de la
revolución los crímenes cometidos, le hacen ustedes un flaco servicio, porque
en su haber no hay apenas otra cosa. Más valiera reconocer la verdad y
declarar que no son obra de la revolución, sino de la criminalidad latente,
desatada por la venganza, la codicia, el odio, la impunidad y la simple lujuria
de la sangre. Es estúpido decir que en las revoluciones siempre hay crímenes.
Aunque los haya siempre, no dejan de ser odiosos. Soy más generoso que ustedes
con la revolución, abortada y descabezada, y los quito de su cuenta. El odio
inextinguible azota a los españoles. Es falso llamarlo odio de clases. Dentro
de cada clase el odio hace estragos”.
¿Era este el “vínculo luminoso de
nuestro pasado”, doctor? ¿Le comentó usted algo al Papa, cuando lo visitó
en octubre del año pasado, sobre los incendios y quemas de conventos e iglesias
acaecidos ese mismo mes de octubre durante la revolución de 1934, instigada por
sus correligionarios del PSOE y UGT, con sus crímenes y asesinatos, amén de los
incendios de la Universidad de Oviedo, del Teatro Campoamor, o cuando fue
dinamitada la Cámara Santa de la Catedral, así como los crímenes y asesinatos de
este mes de mayo, pero de 1931, al mes de proclamarse la República, perpetrados
por comunistas y socialistas como usted? Debería habérselo comentado. A lo
mejor el Papa también se daría cuenta del “vínculo luminoso”.
Continuará.
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