En estos tiempos actuales de “pensadores y analistas químicos” sociales, vemos que salen a la palestra toda una pléyade de enseñantes que no tienen ni idea de lo que dicen. Como diría D. Gustavo Bueno, lo único que hacen son “ruidos con la boca”. Y es que estos tipos parten de definiciones y conceptos totalmente erróneos.
Como decíamos en el anterior artículo, en éste veremos la división de la Metafísica, así como un párrafo de la Encíclica de León XIII “Eterni Patris”, publicada en agosto de 1.879
Como recordarán, La Metafísica se divide en tres ramas o apartados:
a).- Ontología, que es la ciencia del Ser.
b).- Lógica, ciencia del Pensamiento.
c).- Moral, que es la ciencia de la Conducta.
Lo que no cabe duda es que para hacer estas divisiones o clasificaciones hay
que razonar ¿Y de dónde nos viene la razón? Aquí no valen teorías darwinianas
ni marxistas, porque siempre habrá un por qué, o quién lo dispuso así. Lo
lógico es pensar en una Causa inicial o primera, que recibió varios
nombres como el Bien Absoluto, según Platón; el Motor Inmóvil, Inteligencia
Perfecta, según Aristóteles. En resumen: Dios.
Pero, claro, la existencia de Dios es negada a todas horas y en muchas partes.
Si reconocemos que nuestra razón e inteligencia son limitadas, no se puede
negar la existencia de un Ser que está por encima de nuestro conocimiento
simplemente por el hecho de que no lo veamos físicamente. Los neurocirujanos
seguro que jamás vieron un pensamiento a lo largo de una operación, y por eso
no van a decir que el pensamiento no existe.
En la Encíclica “Eterni Patris”, publicada en agosto de 1.879, el
Papa León X I I I nos habla de las limitaciones de la razón natural:
“Pero no por esto es razón despreciar ni dejar a un lado los medios
naturales con que, gracias a la sabiduría divina, que todas las cosas
ordena con suavidad y eficacia, es ayudado el humano linaje, entre cuyos
auxilios consta generalmente ser principal al recto uso de la filosofía. No
adornó Dios, en vano, la mente de los hombres con la ley de la razón, la
cual, lejos de ser extinguida ni disminuida por la luz sobreañadida de la Fe,
es antes perfeccionada por ella y acrecentada su virtud y hecha hábil para
cosas mayores”.
Continuará.
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