sábado, 22 de mayo de 2021

Romance de un par (de candidatos)


 

Romance de un par (de candidatos)


Para esta historia señores

que os cuento a continuación

poned muy presto el oído

y escuchad con atención:

Acercábase en Madrid

un día de gran emoción,

a punto de celebrarse

una importante elección.

Eran varios candidatos

en la presente ocasión

pero hoy lo que pretendo

es presentaros a dos.

Uno era don Gabilondo

(yo lo llamaré Angelón).

Era muy grande, muy triste

y también muy bonachón.

Una mañana temprano

el doctor Yo lo llamó

para hacerle una propuesta

sin ofrecerle otra opción.

Angelón a pie cambiado

no pudo decir que no

y aceptó fiel el encargo

lleno de duda y temor

al no ver ni medio clara

aquella proposición.

Se trataba de lanzarse

al ruedo de la elección

a presidir la asamblea

de Madrid y de su alfoz

-¡Vaya faena me hicieron!

nuestro Angelón exclamó,

cuando confuso y molesto

el teléfono colgó,

pues él se había ilusionado

ser del pueblo defensor.

-Y ahora, a mitinear

mas ¿qué puedo decir yo

que no haya dicho y redicho

cualquier otro opositor?

Y además me proponen

un socio en esta ocasión

que no me gusta ni un pelo

y no puedo decir no.

Ni me gusta su coleta

ni su tono tan faltón

y mucho menos ahora

que vive en un casoplón

y que aspira a un marquesazgo

que el pueblo ya le otorgó...

-Y yo que soy socialista

¿como voy a mitinear

con un señor a quien llaman

marqués de Galapagar?

¡Vaya desgracia la mía,

qué ganas de fastidiar!

No hay ninguna garantía

 

de los votos a sacar

pues aunque diga Tezanos

que salimos a arrollar

lo que diga este adivino

será una barbaridad

y seguro se equivoca

otra y mil veces más.

(Esto pensaba Angelón

días antes del evento

en que el doctor lo embarcó).

El ilustre compañero

por la izquierda de Angelón

ya lo citó éste antes

y con gran preocupación.

Era Pablo, era ministro

de la casta azotador

Y tras de las negativas

de las damas que llamó,

tuvo que saltar al ruedo

creyéndose el campeón,

erigiéndose en cabeza

donde nadie lo llamó.

Y en la campaña ¿que hizo?

actuar igual de faltón

y, como siempre, insultando.

hizo su presentación.

Por estar visto y revisto

gran fracaso cosechó

y es que ya no engaña a nadie

este iluso engañador

que no dice una verdad

ni por equivocación.

La gran suerte de este caso

vista la resolución

es que este marqués tan listo

la política dejó

y ahora perderlo de vista

será gran satisfacción.

Y aquí se acaba la historia

de Pablo y de Angelón

dos hombres que no encajaban

ni por recomendación.

Lo siento por uno de ellos:

era un mal opositor

que encajó muy cabalmente

el embarque del doctor

pero era un hombre tranquilo

en su tiempo profesor

al que deseamos suerte

pues buen martirio sufrió.

aceptando el cargo amargo

que le endilgó el señor Yo.

Francisco Alonso-Graña del Valle.

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