Y seguimos con los actuales “pensadores y analistas químicos” sociales, muchos de los cuales no tienen ni pajolera idea de lo que dicen, ya que casi siempre parten de definiciones y conceptos totalmente erróneos.
La razón natural del ser humano, salvo que se desvíe o
se corrompa por razones o motivos ideológicos, es la que entiende, explica y
comprende las cosas valiéndose del análisis y de la síntesis, dividendo el
objeto o tema que se estudie, en las partes que lo constituyen, bien sean
esenciales o accidentales para, posteriormente, componerlas a base de juicios
demostrativos o inductivos mediante la abstracción, que consiste en separar,
dividir y generalizar.
Todo esto lleva a la definición del objeto, asunto o
ser que se esté tratando. Por ejemplo:
la definición, o si se quiere el concepto, de un determinado ser, ya sea
hombre, león u olmo, tiende a fijar la última diferencia, que es lo esencial que
lo identifica. Si al ser humano lo definimos como animal racional, lo único
importante es su condición o distinción de racional, pues animales lo son
también los seres irracionales.
Pero claro, oiga, de todo esto hoy día ni se hace
caso. La ambigüedad, el nihilismo, el relativismo moral unas
cuantas cosas más, hacen que la doctrina
positiva se convierta en doctrina negativa.
En el próximo artículo hablaremos algo sobre el
sentido común, que tal parece que es el
menos común de todos los sentidos.
Continuará.
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