jueves, 24 de diciembre de 2020

Los miserables


 

No nos estamos refiriendo a la obra "Los miserables", de Victor Hugo, sino al hatajo de fámulos de lo políticamente correcto, que no paran de insultar a la gente que no piensa como ellos. Este cúmulo de insultos, e incluso de agresiones, no son buenos para la convivencia pacífica de los españoles.

No se dan cuenta estos del “agitprop” que las diferencias políticas hay que defenderlas con argumentos y no con insultos. Además, estos progres de salón, de pesca submarina, de imponentes autos y de suntuosos chalets, tampoco se dan cuenta de que, en realidad, con sus insultos no hacen más que dar la razón al insultado. Pero el “agitprop" y el panel ideológico así lo exigen, oiga

El necio, el badulaque, el truchimán, el barbián, etc, tiene en el insulto su arma porque le evita el engorro de tener que argumentar, cosa para la que no está preparado. Además, cuando insulta, no se da cuenta de que lo que dice ya está hábilmente diseñado y precocinado.

En fin, este tipo de gente, emboscándose cobardemente muchas veces en el anonimato, se creen que insultan, pero en realidad lo que hacen son defecaciones intelectuales que ni los propios australopitecus y pitecamtropos serían capaces de proferir.

Hay también otro tipo de insulto: el que se hace a la inteligencia humana. Es el que profieren guiñapos intelectuales de corte marxista-leninista-gramsciano que, pluma en ristre, siembran el odio, el rencor y el resentimiento explicando “científicamente” todo el acontecer humano, silenciando y omitiendo todo el terror y el horror de su ideología.



 

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