En
Sin embargo, se
sigue “luchando” con políticas humanitarias para eliminar las “irritantes
desigualdades”. Dichas políticas, ya se sabe cuáles son: políticas fiscales que
no hacen más que encarecer la vida y los productos, con lo que lo de la
“igualdad social” se va al garete. Entonces, ¿por qué ese empeño en la
“igualdad social”? Evidentemente hay que procurar eliminar la pobreza
persiguiendo aumentar la riqueza de los más necesitados. Hasta aquí, de
acuerdo.
Pero las
mencionadas políticas sociales están basadas en la división en vez de la
multiplicación, con lo que se consigue que TODOS tengan menos riqueza.
Si las personas
somos desiguales en salud, en talento, en talante, en ingenio, en inteligencia,
en fuerza física, en la fortuna, etc, etc, evidentemente las manifestaciones de
estas desigualdades tienen que ser también desiguales.
Y terminamos con un
ejemplo: tomemos un número redondo, por ejemplo el 100 y supongamos que el
gobierno quiere nivelar a todo el mundo por este rasero y que todo lo que
exceda de 100 sea entregado a los que tienen ingresos inferiores a esta
cantidad. Evidentemente, nadie producirá por encima de ese 100, aunque su
capacidad productiva fuese de 500. Por tanto, la sociedad saldría perdiendo. No
olvidemos que el gran economista Ludwig von Mises (1881-1973) ya decía que “la desigualdad entre rentas y patrimonios
constituye el rasgo característico de la economía de mercado. Su supresión
conducirá a la quiebra del sistema”. Además, si todos fuésemos iguales,
(¿se imaginan que a todos nos gustase la misma mujer, o que todos quisiéramos
ser arrieros o médicos?) no se vendería nada, no habría ningún tipo de
intercambio y el nivel de vida descendería a cotas bajísimas.
De la única
igualdad que se puede hablar, sería de la igualdad ante
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