martes, 1 de diciembre de 2020

Intervencionismo, el dogma Montaigne y otras falacias ( y I I I )


 

En la Naturaleza no hay nada igual. Todos los elementos son distintos y con características determinadas y peculiares. Para muestra un botón: la célula humana más grande es el óvulo femenino, y la más pequeña la espermática masculina. Aparte de esto, ni las moléculas ni los átomos son iguales, lo mismo que no existen individuos iguales, e incluso un individuo puede ser distinto en diferentes momentos de su vida.

Sin embargo, se sigue “luchando” con políticas humanitarias para eliminar las “irritantes desigualdades”. Dichas políticas, ya se sabe cuáles son: políticas fiscales que no hacen más que encarecer la vida y los productos, con lo que lo de la “igualdad social” se va al garete. Entonces, ¿por qué ese empeño en la “igualdad social”? Evidentemente hay que procurar eliminar la pobreza persiguiendo aumentar la riqueza de los más necesitados. Hasta aquí, de acuerdo.

Pero las mencionadas políticas sociales están basadas en la división en vez de la multiplicación, con lo que se consigue que TODOS tengan menos riqueza.

Si las personas somos desiguales en salud, en talento, en talante, en ingenio, en inteligencia, en fuerza física, en la fortuna, etc, etc, evidentemente las manifestaciones de estas desigualdades tienen que ser también desiguales.

Y terminamos con un ejemplo: tomemos un número redondo, por ejemplo el 100 y supongamos que el gobierno quiere nivelar a todo el mundo por este rasero y que todo lo que exceda de 100 sea entregado a los que tienen ingresos inferiores a esta cantidad. Evidentemente, nadie producirá por encima de ese 100, aunque su capacidad productiva fuese de 500. Por tanto, la sociedad saldría perdiendo. No olvidemos que el gran economista Ludwig von Mises (1881-1973) ya decía que “la desigualdad entre rentas y patrimonios constituye el rasgo característico de la economía de mercado. Su supresión conducirá a la quiebra del sistema”. Además, si todos fuésemos iguales, (¿se imaginan que a todos nos gustase la misma mujer, o que todos quisiéramos ser arrieros o médicos?) no se vendería nada, no habría ningún tipo de intercambio y el nivel de vida descendería a cotas bajísimas.

De la única igualdad que se puede hablar, sería de la igualdad ante la Ley, pero esto tampoco es así, como está sobradamente demostrado.



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