domingo, 13 de diciembre de 2020

La escuela comunista ( V I )




 Carlos Marx ( I )

 Una vez visto los predecesores de Carlos Marx, vamos a dedicar unos capítulos a este judío pedante y prepotente, por cuya doctrina han sido asesinados millones de personas, a la vez que fueron condenadas a todo tipo de vejaciones, miserias, terrores y hambre.

No vamos a contar aquí lo que es de sobra sabido de este personaje. Vamos a narrar lo que se ha ocultado y se oculta. Así, no se dice nada sobre la primera contradicción de Marx: como es sabido fue el creador de aquello de “¡Proletarios de todos los países, uníos!”. A pesar de esto fu incapaz de prescindir del más puro sentimiento nacionalista, como cuando increpaba a los socialistas franceses diciéndoles que eran “unos eternos utopistas”, o a los ingleses cuando les echaba en cara que eran incapaces de fundamentar “un sistema práctico”. Lo de los franceses quedó corroborado con el hundimiento de Proudhon que, como ya hemos comentado en capítulos anteriores, era el genuino representante del socialismo francés, y que fue atacado sin piedad por el judío.

 Cuando Marx perdió toda esperanza de conseguir la carrera de catedrático universitario, asunto este por el que luchaba su padre, se vio desorientado y fue cuando empezó a arremeter contra el orden social negándolo por los cuatro costados, atacando a la religión de forma virulenta. (“Mi objetivo es destronar a Dios”, decía siendo muy joven). Probablemente, si hubiese conseguido su cátedra, la humanidad se hubiese liberado de hambre, terror y horror. Lo mismo hubiese pasado si a Hitler le hubieran admitido los cuadros en la Academia de Bellas Artes de Viena cuando tenía 18 años.

 En esta situación, llega al periódico “Diario Renano” en calidad de colaborador y de director al poco tiempo. Su extremismo hace que intervengan las autoridades: el periódico es suspendido y Marx se va  expatriado a París. Estaba recién casado. Corría el mes de noviembre de 1.843.

 Su “especialidad” será la economía política, sin descuidar el estudio del socialismo francés. Se encierra en el concepto “unilateral-económico” de la Historia, que se conocerá después como “materialismo histórico”, concepto este sellado y rubricado por él.

 Más tarde, en 1.845 es expulsado de Francia, siendo acompañado por Federico Engels, y empieza a “trabajar” en el “filosofismo económico”. Debido a su carácter doctrinario y dogmático que le hacía odiar la religión, llega a decir de forma gratuita que “esto es serio”, refiriéndose a la economía política, y “lo otro” es  adorno. Lo que sucede es que como las otras disciplinas no las comprendía muy bien, las rechazaba. Tampoco comprendía que Política, Derecho y Economía están estrechamente relacionadas.

 El fundamento de la doctrina marxista está en “El Capital” que, dicho sea de paso, hemos encontrado poquísimos comunistas que lo hayan leído y no hemos encontrado a ninguno que nos diera respuestas a determinadas preguntas que les hemos hecho. Este es otro asunto que algún día abordaremos, D.m.

 “El Capital” ha suscitado apasionadísimas críticas, incluso entre los mismos socialistas ya que su texto, que ha sufrido innumerables explicaciones, correcciones, aclaraciones, notas, etc, etc, es un auténtico trabalenguas, o mejor dicho, un “trabainteligencias”, como alguien lo definió. Ni qué decir tiene que esta obra fue aceptada ciegamente como una auténtica Biblia proletaria. Sin embargo, el socialista francés Georges Sorel, decía que los devotos de esa “Biblia” hacen depender el provenir del mundo de algunas frases terriblemente oscuras. Asimismo, el también socialista italiano Arturo Labriola decía que “El Capital” era un conjunto de trozos disparatados y una obra inacabada por impotencia científica del autor.

 Continuará.



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog