miércoles, 9 de diciembre de 2020

La escuela comunista ( I I )



Como habíamos visto en nuestro anterior artículo, las normas de Owen (1771-1858) eran auténticos disparates. Quizá la que más nos llama la atención es la redactada en el apartado f): quedarán abolidos el castigo y la recompensa, ya que el hombre es producto de las circunstancias y no de su voluntad, no siendo responsable de ninguna acción, lo que conllevará que no haya virtud ni vicio. Es decir: se considera a la persona nacida en estado puro, siendo la sociedad la que la pervierte, pero ¡ojo!, la sociedad causante de la tal perversión es la sociedad que no sea socialista. Con esto se quiere decir que el comunismo no tiene ese “pecado original”.

Después Owen sigue “analizando” la sociedad y llega a la conclusión de que los males que produce son por culpa de la propiedad privada, de la religión y del matrimonio.

 Este personaje estableció en Escocia y posteriormente en América, lo que se denominó la “New Lanard” (localidad de Escocia) y la “New Harmony”, industrias que fracasaron y en las que intentó aplicar sus teorías. Su objetivo era “educar” a las masas obreras para “corregir y hacer desaparecer las taras morales que en ellas causa el capitalismo”. Incluso llegó a decir que “el socialismo puede apoderarse del mundo, como un ladrón durante la noche”.

 Todo esto, y mucho más, fue adoptado posteriormente por el comunismo, con alguna que otra modificación. Así, por ejemplo, como al judío Carlos Marx no le gustó lo de “ladrón”, lo  suprimió del “Manifiesto comunista” por aquello de un fantasma recorre Europa.

 Como decíamos anteriormente, y también en el anterior capítulo, sus experiencias empresariales en las dos “News” fueron un auténtico desastre, dándose cuenta de que sus teorías nunca llegarían a buen término. Pero, claro, siempre hubo “pensadores químicos” que decían que el experimento oweniano no podía cumplirse porque las masas obreras no podían liberarse de sus propios medios.

 En 1.836 se publicó “El nuevo mundo moral”, en el que Owen dice en su introducción:

 “Es una lucha entre aquellos que creen que para su interés y su felicidad individual el hombre debe seguir siendo mantenido en la ignorancia y ser gobernado, como hasta ahora, por la fuerza y por el engaño, y aquellos que están convencidos de que para su bien deberá, desde hoy en adelante, ser regido por la verdad y por la justicia”. Habría que preguntar a los ciudadanos de la desaparecida URSS lo de estar gobernados por “la fuerza y el engaño” y “ser regido por la verdad y por la justicia”. A los cubanos actuales también se les puede preguntar esto ahora mismo, y a los norcoreanos también.

 En el citado libro, Owen agrupa a los seres humanos en ocho clases o categorías.

 Continuará.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog