domingo, 20 de diciembre de 2020

La Navidad


 

Como ya saben, estamos en tiempo de Navidad ¿Cómo la celebramos ¿Se ha perdido su auténtico sentido? A juzgar por los modos y maneras, creemos que sí, a pesar de ser una de las pocas fiestas que han calado en más hondo en nuestra cultura. Pero hay un problema: los “agentes” políticos y comerciales, que actúan en nuestra sociedad española, y en la de muchos países, hacen que la celebren cada uno a su antojo. Si nos dejamos arrastrar por la corriente políticamente correcta, perderemos el sentido real de la Navidad, transformándola en unos días de compra, diversión y regalos, y para algunos de mofa.

Así, se está transmitiendo, y algunos lo creen a ojos cerrados, que la elección de la fecha de nacimiento de Jesús era para celebrar el solsticio de invierno, como lo hacían los romanos con Saturno (Saturnalias), o los vikingos con Odín.

 Para los romanos el día 25 representaba el momento álgido de la semana del solsticio. Si bien es verdad que con exactitud no se sabe cuándo fue el nacimiento de Cristo, el papa Julio I fue el que marcó esta fecha en el año 350. Aunque también se transmite que fue el emperador romano Constantino quien estableció esta fecha después de convertirse al cristianismo.

 Otro asunto es al árbol de Navidad. De origen finlandés y alemán, tuvo su mayor aceptación en le siglo XVII. Este árbol, ahora el pino, fue el sustituto del roble y del abeto, que eran considerados árboles sagrados.

 Después vienen los Santa Claus, los Papá Noel y el San Nicolás holandés, siendo este último el inspirador de los dos primeros que fueron una invención norteamericana del pasado siglo XX. Sin embargo, a los Reyes Magos se les niega su existencia diciendo que ni eran tres, ni reyes.

 Otra cosa que se transmite es que la costumbre de dar o intercambiar regalos, ya se hacía en la época romana en las fiestas de Saturno.

 En resumen: lo que se pretende con todo esto es acabar subliminalmente con la Navidad diciendo que estamos celebrando unas fiestas antiguas y paganas. No se transmite, por ejemplo, que se pueden hacer obras de caridad, o visitar enfermos o personas en difícil situación.

 Esta fiesta ya no se celebra en el portal de Belén, sino en los grandes almacenes comerciales. El “pueblo soberano” y “los demócratas de toda la vida”, algunos de ellos “memócratas”, tienen que saber que la Navidad es consumo. Y, además, por si todo esto fuera poco, se prohíbe en los colegios públicos para no herir la sensibilidad de los niños laicos, o de otras religiones. De esto se saca la deducción que los niños mentados serán islámicos, ya que los protestantes también la celebran. En una palabra: prevalecen los derechos de una minoría en detrimento de los de la mayoría.

 En fin, se pretende negar y omitir que el nacimiento de Jesucristo constituyó un hecho de primerísima magnitud por el que cambió de forma radical la condición humana. Esto que estamos diciendo está reconocido por un hombre de la categoría del filósofo D. Gustavo Bueno que, como saben, era ateo, pero de una honradez intelectual intachable.



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